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—Es tu culpa y lo sabes —murmuró Mina riendo.

A Eunha le costó un gran esfuerzo dejar de mirar a Sowon a los ojos con esa multitud casi histérica de niñas a su alrededor. Y ella era el centro de todo. La imbécil.

Eunha había pensado que el incidente del beso haría que todos retrocedieran. Pero al parecer, sólo hizo a la inalcanzable Sowon aún más atractiva.

Ella miró a Mina, disculpándose, cuando se dio cuenta de que su amiga seguía hablando.

—Lo siento. No entendí bien lo que dijiste.

Mina se echó a reír. —Por supuesto que no. Estás demasiado ocupada con los celos —Eunha sólo pudo sonreír débilmente.

El profesor los había dejado solos porque tuvo una llamada de emergencia. Y estaban con aquellos que, como Sowon, se habían ganado inesperadamente un tiempo libre.

—La has hecho humana ¿ves? —continuó su amiga— Es más accesible ahora.

—Felicitaciones para mí entonces —murmuró.

Eunha acunó la cabeza entre los brazos y se desplomó sobre el escritorio cerrando los ojos con un suspiro. A veces sentía que Sowon se daba cuenta de que estaba enamorada de ella, pero eso era tan imposible como convertir su corazón en piedra. A veces creía que simplemente estaba engañándose a sí misma.

Tal vez Sowon no estaba verdaderamente enamorada de ella. Tal vez había dicho la verdad cuando le dijo que estuvo enamorada de esa chica.

"Tal vez es hora de dejar de golpearme la cabeza contra la pared", pensó.

"Tal vez debería empezar a trabajar en desprenderme del amor..."

—¿Eunha?

Abrió los ojos. —¡Sowon!

—¿Por qué suenas tan culpable? —le preguntó frunciendo el ceño.

En ese momento estaba de pie a contraluz y a su derecha, se veía muy parecido a un ángel. La coloración oscura finalmente se había lavado y ahora su cabello brillaba en la luz como un halo. De verdad se veía como un ángel. Al menos lo hacía cuando no estaba frunciendo el ceño como ahora.

Sus labios se torcieron en una media sonrisa. Sowon lo notó.

—¿Qué es tan gracioso? —cruzó los brazos y continuó con voz ronca— ¿Te sientes bien?

—¿Eh?

—Tenías la cabeza sobre el escritorio... —murmuró, no le quitaba la mirada de los ojos— pensé que tenías dolor de cabeza o algo así.

Ella la miró y suspiró. Luego se echó a reír por la situación sin esperanza.

El ceño de Sowon se hizo más profundo.

—¡Eunha! ¡Deja de asustarme! ¿Estás bien?

—Sólo un poco cansada —mintió.

—Te dije que dejaras de trabajar tanto ¿no? —miró al chico sentado delante de Eunha. Fue suficiente para que él se escabullera.

Tomó asiento y le puso la mano en la cabeza. Sus ojos se cerraron involuntariamente, los relajantes dedos de Sowon trabajaban con magia. Oyó a las otras chicas suspirando de envidia.

—¿Te sientes mejor ahora? —murmuró. Y se apresuró a añadir— Y voy a cobrar por esto, no creas que lo estoy haciendo por bondad de corazón.

Estaba haciendo su mejor esfuerzo por no mostrar su preocupación, pero se le notaba. Podía sentirlo. De hecho, estaba segura de que los otros podían sentirlo también.

Sowon y Eunha │[GP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora