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Fue mucho después de la medianoche cuando volvieron a surgir, ambas se habían dormido, con Eunha encima de ella y su pene aun descansando en su interior.

Eunha se despertó cuando ella se movió, sobre todo porque ya estaba semi erecto para cuando ella se despertó. A pesar de que ambas estaban todavía desnudas, con las cubiertas amontonadas al pie de la cama, Eunha no sentía frío en absoluto. En cambio, se sentía cálida y acogedora; el calor que irradiaba del cuerpo de Sowon de alguna manera hacía que se sintiera segura y al mismo tiempo más que un poco excitada.

—¿Te sientes mejor ahora?

La pregunta de Sowon la sobresaltó. La hizo sentir incómoda, también, y por un momento Eunha tuvo la tentación de apartarse. Pero se obligó a permanecer todavía en los brazos de Sowon, obligándose a respirar con normalidad a pesar de que los recuerdos de su tiempo con Hoseok la hicieron querer encerrarse en sí misma. Tenía que evitar permitir que Hoseok arruinara su vida.

—¿Eunha?

Eunha trató de darle sentido a sus sentimientos, pero no pudo. —No es nada.

Si ella era inteligente, debería dejar las cosas así. Después de todo, no quería complicaciones. Pero al final, Sowon se oyó decir con fuerza: —Cuéntame.

Eunha se movió inquieta. —No hay nada que contar.

—Eunha...

Ella se echó a reír ante su tono. Era como si estuviera regañando a un niño, uno que se sentía dividido entre abrazar y estrangular. Eunha se atragantó con un inesperado sollozo.

—Oh, Sowon. ¿Por qué no te conocí antes?

El corazón de la mayor dio un vuelco. Se las arregló para decir a la ligera: —Aunque nos hubiéramos conocido antes, no me habría gustado una idiota como tú.

Una triste sonrisa se dibujó en sus labios al escuchar sus palabras. —Oh, sí te habría gustado. Si te hubiera conocido entonces, estoy bastante segura de que podría haber hecho que yo te gustara.

Sólo Eunha podía decirle algo así en su cara. Las palabras sonaban aun incómodamente proféticas, haciendo que Sowon dijera con un poco de brusquedad: —Quiero saber el resultado real entre tú y ese pedazo de mierda.

No le importaba lo duro que sonó. Eunha sabía que era sólo la forma de Sowon de ocultar su preocupación por ella.

—Te lo diré con una condición.

La ceja de Sowon se disparó.

A pesar de la pesadez en su corazón, la risa se las arregló para deslizarse en los labios de Eunha. No necesitaba mirar a Sowon para saber que se sentía incrédula de cómo ella la hacía parecer como si se estuviera muriendo por oír su historia.

—Quiero dormir aquí contigo... —dijo ella solemnemente— ese es el precio de mi historia. Quiero que esta noche seas mi querida BFF y limpies mis lágrimas, hablemos de amor, y veas películas románticas conmigo.

—¿Estás loca?

Eunha se incorporó, apoyando los codos en su pecho duro como roca. Eunha miró hacia abajo e inmediatamente perdió el hilo de sus pensamientos al ver su piel desnuda, especialmente con la forma en que su pene continuaba gradualmente endureciéndose entre sus piernas.

Sowon sonrió.

Fue suficiente para que Eunha recuperara sus sentidos. Ruborizándose, le espetó: —Ese es mi precio, lo tomas o lo dejas —y sólo como una dulce venganza, movió sus caderas un poco; después de haber hecho el amor con Sowon el tiempo suficiente, sabía exactamente cómo volverla loca.

Sowon y Eunha │[GP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora