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—Apreciemos el amor... —cantaba Eunha— ta-da-da-da-da.

Sowon soltó un bufido de risa. —¿Qué demonios fue eso? ¿Ta-da-da-da-da?

Eunha sonrió. —No me sabía la letra.

Sowon negó con la cabeza. —Entonces canta una canción de la que te sepas la letra.

—Pero quiero cantar esta canción —dijo Eunha obstinadamente.

Sowon agitó una mano desdeñosa. —Lo que sea. No sé por qué estoy discutiendo contigo sobre algo como esto, de todos modos.

"Porque te gusta el sonido de mi voz", pensó Eunha y se rio para sus adentros.

Sowon le dirigió una mirada suspicaz.

—Estás realmente asustándome.

Eunha hizo una mueca. ¿Por qué tenía que enamorarse de una chica que siempre decía que le ponía los pelos de punta?

—¡Hola, Eunha!

Eunha se volteó para ver a dos chicos de su clase y les contestó las sonrisas con una de las suyas.

—¡Hola! —vio la forma en que sus miradas se deslizaron casi de mala gana hacia Sowon, y Eunha supo que era sobre todo debido a la reputación de Sowon como la mujer más dura y fría en la universidad. Ella, no tan sutilmente, le dio un codazo en el costado, haciéndola gruñir— Di hola, Sowon.

—Hola —dijo lo suficientemente obediente, pero el ceño fruncido en su rostro empeoró, por lo que los dos chicos más jóvenes palidecieron y se alejaron de prisa después de decir sus adioses a Eunha.

—No deberías darles esperanzas, ya sabes... —y no lo decía porque estaba celosa, se dijo Sowon. De hecho, sólo estaba cuidando a esos dos. Simplemente resultarían heridos si pensaban que tenían una oportunidad con Eunha.

Ella negó con la cabeza. —Pero no les estoy dando esperanzas. Conocen el resultado.

Sonaba tan convencida que Sowon la miró con curiosidad. —¿Por qué dices eso?

Ella agitó sus pestañas. —¿Porque todos saben que te tengo a ti?

Sowon le dirigió una mirada que decía claramente "muérete" antes de marcharse lejos.

Ella corrió tras Sowon riendo.

—¡Sowon!

—Aléjate de mí.

Ella se rio más fuerte. —¡Oh, vamos, Sowon!

Con el esfuerzo, un pequeño diablo parecía haber vuelto a nacer dentro de ella, instando a Eunha, a burlarse de Sowon sin piedad.

—Yerin, te ves mucho más crecida en estos días —aventuró demasiado efusiva, dejando que sus dedos se arrastraran por los ciertamente duros brazos de Yerin. Detrás de ellos, Sowon dejó caer la caja recién entregada de juguetes de peluche en el suelo, el ruido sordo hizo saltar incluso a Eunha.

Yerin la miró como si estuviera loca.

Ella no podía culparla. Anteriormente, había estado coqueteando con Sowon escandalosamente y sin embargo allí estaba, ni un minuto más tarde, casi acariciando los brazos de Yerin.

Ignorando la mirada de advertencia en los ojos de Sowon, ella agitó sus pestañas hacia ella en forma exagerada, sabiendo que no tomaría en serio sus travesuras.

—¿Has estado haciendo ejercicios últimamente?

Cuando Yerin abrió la boca para hablar, ella vio por la esquina de su ojo a Sowon tratando de escapar. Inmediatamente corrió a su lado antes de que se fuera. Fingiendo que no había visto la fría mirada en sus ojos, Eunha le dijo a Yerin por encima de su hombro:

Sowon y Eunha │[GP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora