Ella tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar. Casi cada noche, y gracias a Dios por los cosméticos de gama alta, que le permitieron ocultar la evidencia de angustia durante el día. El plan de Jungkook, que había sugerido, parecía no estar funcionando y comenzaba a perder rápidamente la esperanza. Jungkook dijo que iba a dejar que todo el mundo pensara que le había pedido que se fuera con él a Corea. Era su regalo para ella, dijo, su manera de traer de vuelta a Sowon con ella.
Si no funcionaba, entonces él le pediría que se fuera con él de verdad, y si Eunha no obtenía resultado, ella buscaría hacerlo en serio con él.
—Eres diferente de todas las otras chicas que he conocido, Eunha —Jungkook había dicho— y en mi línea de negocios, diferente es bueno.
Recordaba esas palabras que la hicieron querer llorar, pero no lo hizo, temía que no fuera lo suficientemente fuerte como para pasar por lo de Sowon, un par de pisos más abajo. ¿Por qué no podía amarla? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
Estaba tan cansada de esperar... tan jodidamente cansada.
Alguien llamó a la puerta. Su corazón empezó a latir alocadamente. Corrió hacia ella, con la esperanza y sin aliento. Era Jungkook.
—Oh... —Jungkook sonrió a su pesar.
—Lo siento por decepcionarte —negó con la cabeza, pero era incapaz de mirarlo a los ojos— ¿Qué estás haciendo aquí?
—Quería hacer algo.
Ella inclinó la cabeza hacia un lado, confundida. —¿Qué?
—Esto —Jungkook la tomó de la barbilla y la besó, no como antes, pero dulce, como un hombre que quiere que la chica que ama pensara sólo en él. Cuando la soltó, realmente se tambaleó sobre sus pies y la abrazó riendo hasta que fue capaz de recuperar el equilibrio.
—Yo quería tener otro recuerdo de cómo tus labios saben.
Sus palabras, la desconcertaron. —¿Jungkook?
—Sabes, me has gustado desde el principio.
—En realidad, tú, también... —pero los dos sabían que no era lo mismo.
—Una de las razones por las que me gustas, es porque eres tan abierta, fuiste por lo que querías, así que ahora me pregunto... —sonrió socarronamente— ¿Por qué estás esperando por Sowon, a que se mueva primero?
De hecho, pensó.
Eunha empezó a sonreír.
—Eres como mi ángel de la guarda, ¿lo sabías?
Su nariz se arrugó un poco. —Yo realmente prefiero ser el príncipe azul, pero creo que ser tu hada madrina es lo mejor que puedo hacer en este caso.
Se echó a reír e impulsivamente le echó los brazos al cuello. Le dio un beso, uno en el que le dio las gracias con más eficacia que cualquier palabra. Pero antes de que pudiera alejarse, Jungkook le devolvió el beso, expertamente, suficiente como para que tuviera éxito en persuadir una respuesta de ella.
Eunha se sonrojo cuando por fin la soltó. Jungkook suspiró antes de dar un paso atrás, como si tuviera la necesidad de poner distancia entre ellos.
—Gracias, Jungkook —dijo, todavía un poco sin aliento.
Suspiró. —Sowon es una idiota si te deja ir de nuevo. Si lo hace...
Eunha se quedó sin aliento, al ver que ardían los ojos de Jungkook, dándose cuenta de lo mucho que el chico había estado controlándose a sí mismo con ella.
Pero Eunha había sido honesta con él. Le había dicho los sentimientos que guardaba hacia Sowon y a pesar de que Jungkook se sintió herido, quiso apoyarla. Porque ella era diferente, porque le gustaba. Pero sabía que Eunha no le correspondería hasta que estuviera segura de los sentimientos de Sowon, o mejor dicho, de intentar una última vez para saber si Sowon la amaría o la rechazaría. Y si eso sucedía, él se la llevaría para quedarse con ella.
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Sowon y Eunha │[GP]
FanfictionSowon y Eunha son dos jóvenes aparentemente normales, con vidas que parecieran envidiables, tienen buena apariencia, no sufren por dinero, tienen amigos y una buena moral... ¿o tal vez no? Ambas se conocen en un lugar de un país que no es su hogar y...