Epílogo.

25 2 0
                                    

—Jodidamente increíble —Eunha miró a su novia de un año y prometida por una semana. Había una multitud de periodistas que empujaban para conseguir una foto de ella y Sowon mientras descendían del avión.

La cara de Sowon era toda inocente pero ella no era tan tonta. —¿Quién diablos eres? —demandó ella.

—No soy una actriz —fue todo lo que dijo.

—Lo sé. Veo películas K, también, sabes.

—No soy famosa. Mis padres lo son.

—Sip. Eso es lo que las hijas famosas de gente famosa siempre dicen. Y pregunto otra vez: ¿Quién eres?

Sowon río. Eunha actuando testaruda y persistente era su lado favorito de ella, incluso aunque Sowon preferiría morir que dejarla saber eso.

Eunha trató de no lucir sorprendida de cómo la prensa se volvió loca cuando vieron a Sowon riendo. Joder. Ella sabía que era antisocial pero ¿tenía sus formas de Grinch también extendidas a la presa?

—Ellos me llaman La Princesa Fría—susurró en su oído, como si leyera sus pensamientos.

Eunha no podía decir nada. Estaba demasiado ocupada estando fascinada por cómo la prensa parecía volverse loca con cada pequeña cosa que Sowon hacía.

—Y no porque soy rubia o algo así —puso un brazo alrededor de Eunha y besó su cabeza mientras continuaban caminando. No había controles de seguridad. Alguien parecía haberse ocupado de eso por ellas— Mis padres tienen una compañía llamada EASTAR. ¿Quizás has escuchado de ella?

Eunha se detuvo en seco. Sus ojos se clavaron en los suyos. —¿Qué piensas? —ella miró de nuevo el avión que las llevó, el cual tenía caracteres coreanos y el nombre "EASTAR" estampados en su costado en rojo y negro.

Los ojos de Sowon reían hacia ella incluso mientras la empujaba de vuelta cerca de su cuerpo. —No te enojes. No haría diferencia, ¿cierto?

Ella trató de pensar en eso seriamente. Era difícil, sin embargo, con todas esas enormes cámaras con faros destellando. Ahora también estaban gritando, pero ya que todo era en coreano ella no entendió una palabra de lo que estaban diciendo.

Era el turno de Sowon de dejar de caminar. La alta la sujeto para que se detuviera, también. Levantó su barbilla.

—¿Eunha? —Sowon estaba preocupada— ¿Habría hecho diferencia?

Ella respondió honestamente. —Probablemente te haría comprarme un vestido realmente, realmente, realmente caro para venir aquí, pero además de eso, no.

Sowon tragó de regreso su risa porque ella sonaba medio culpable, medio sincera. —¿¡Quién es ella, Sowon!? —gritó un reportero en coreano.

Sowon se dio la vuelta para reconocer al reportero, girando a Eunha también. —Sowon... —siseó Eunha, palideciendo ante la manera en que la atención de todos estaba centrada en ellas.

Eunha amaba ser el centro de atención. Vivía por ello, pero no así, ¡no cuando no estaba completamente preparada para ello! Su mente estaba todavía tambaleándose ante la realización de que Sowon no era una chica coreana ordinaria adoptada de Occidente.

Sowon destelló una sonrisa, y fue más que suficiente para que la prensa se volviera salvaje otra vez.

Ah, bueno. Ella podía entender eso. Ella se volvía un poco salvaje cuando Sowon le sonreía así. Era sólo demasiado raro.

Eunha casi saltó cuando le habló, tan suave, que ella sabía que estaba intentando que sólo ella la escuchara.

—¿Sabes que ellos me llamaron La Princesa Fría porque nunca me habían visto sonreír? ¿Ni siquiera al Primer Ministro, ni siquiera a las BlackPink?

Sowon y Eunha │[GP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora