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Dentro de la residencia, Sowon dijo adiós a Eunha por encima del hombro, ya ocupada desbloqueando su habitación. Por lo tanto, se sorprendió cuando al abrir la puerta, Eunha inmediatamente pasó junto a ella, actuando como si tuviera todo el derecho de hacerlo.

Sowon la siguió, sacudiendo la cabeza ante su descaro y rodando los ojos cuando ella incluso se tiró en la cama y se volvió sobre su estómago.

Apoyó la cabeza en una mano mientras distraídamente movió sus piernas desde las rodillas, hacia adelante y atrás, como una sirena alternando con dos colas. Ella estudió a Sowon mientras se movía por la habitación, limpiando su ya limpio cuarto. Por un momento, se permitió darse el gusto.

Sowon estaba usando la versión masculina de una camiseta, una sin mangas muy sexy camiseta de algodón que enseñaba los brazos y jeans que colgaban bajo en sus caderas. Tenía el aspecto de un ser vivo respirando publicidad para un club de acompañantes, de esos que las mujeres u hombres... tendrían que pagar millones de dólares por el derecho a llevarla a casa.

La vio moverse eficientemente, casi como una máquina programada. Cada movimiento era intensamente sexual, y ella no pudo evitar preguntarse sí estaría enfocada al tener sexo, sus embestidas aumentando en ritmo... Sowon se volvió hacia ella, de repente, sorprendiéndola tanto que casi se cayó de la cama. Cuando se enderezó, ella tenía el ceño fruncido.

—Sube si tienes sueño. Esa es mi cama.

Eunha arrugó la nariz ante, como era de esperar, la respuesta grosera de Sowon. —No tengo sueño. Estoy aburrida y por eso estoy aquí.

Antes de que pudiera derribarla con otra réplica grosera, Eunha se apresuró a preguntar: —¿Realmente no tienes amigos o amigas desde hace mucho tiempo?

Sowon parecía casi sorprendida con la pregunta. Ella asintió a regañadientes. —Bueno, yo voy a decir esto una vez, pero me alegro de ser tu amiga.

Vio a la banshee mover sus piernas arriba y abajo mientras respondía y casi sonrió. —Esto no suena mucho como un honor cuando estas actuando como una niña allí.

Los ojos de Eunha brillaron. —Pero no beso como una niña, lo prometo.

La risa de Sowon tuvo una muerte rápida. Ella frunció el ceño. —Si quieres que seamos amigas, tienes que parar de actuar como una ligona en serie.

Ella fingió reflexionar sobre sus palabras. —Mmm... ligona en serie. Me gusta el sonido de eso.

Sowon hizo una mueca de desagrado. —Lo digo en serio Eunha.

Ella hizo un mohín. —¿Qué hay de malo con el coqueteo inofensivo? —entonces le dio una mirada desafiante— ¿A menos que tengas miedo de enamorarte de mí?

La alta hizo un sonido burlón. —Haría falta alguien más que una fea, tonta y vanidosa como tú para hacer que me enamore.

Sowon rápidamente se agachó para evitar que el zapato volador la hiriera. —Si no me dejas que te pegue.... —ella tiró otro zapato y ella se agachó exitosamente también. Eunha apretó sus dientes— Sowon...

—Eunha...

Sin aviso, Eunha se levantó de su cama y se lanzó sobre ella. —Que dia... Eunha ¡no! —Sowon se quedó sin aliento mientras apenas pudo agarrar a Eunha en sus brazos, su espalda golpeando con fuerza contra la pared. Miro hacia ella— Tú pequeña... —fue lo único que pudo decir antes de que los labios de Eunha la apresaran.

Jadeó contra los labios de ella, pero eso sólo hizo que Eunha profundizara el beso, su deliciosamente dulce lengua entrando en su boca y explorándola.

Sowon y Eunha │[GP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora