15. Mi historia

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De repente el piano y el canto de Chiara se dejaron de escuchar.

Violeta se incorporó y disimuladamente cruzó la puerta del salón encontrándose con la morena que justo salía de el. Las dos chicas se chocaron sin querer. -Mierda que día llevo. Perdón...- Violeta se separó torpemente bajo la media sonrisa de Chiara. La inspecciono sutilmente con la mirada, llevaba ropa cómoda de estar en casa y un gorro azul. No entendía el motivo de ponerse un gorro dentro de casa pero era imposible negar que le quedaba perfecto.

-¿Quieres pasar?- Preguntó Chiara cortando el nerviosismo de la pelirroja.

-Yo... Creo que ya he molestado bastante...

-Que chorrada. Anda siéntate en el sofá. Voy a traerte un café.

Violeta obedeció y tímidamente entró en la sala. Era bastante amplia, de paredes blancas y grandes ventanales que iluminaban de luz natural cada rincón. Tenía un sofá gris y justo al lado, su piano. En frente, una pequeña mesilla con una televisión y a los lados muebles decorados con distinta cosas.

Paseó entre ellos observando como tenía sus estanterías llenas de discos de vinilo de todo tipo, de cualquier género. Chiara tenía una gran cultura musical. Se detuvo al ver el pequeño tocadiscos que había en una de las baldas.

-Era de mi abuelo.- Comentó Chiara desde la puerta jugueteando con la taza en la mano. -Le encantaba la música, la mayoría de discos son suyos.

Se acercó a ella con la mirada nostálgica. -El me decía que iba a llegar lejos, que mi música iba a recorrer ciudades y países.- Hizo una pausa bajando la mirada. -Un día le prometí que si alguna vez conseguía sacar un disco, se lo iba a dedicar. Y él decía que mi disco iba a dar la vuelta al mundo y el mismo viajaría con este. Conocería lugares que nunca pudo visitar.

Respiró hondo recuperando la sonrisa y le ofreció a Violeta la taza de café.

-¿Y quién te dice que no lo vayas a lograr? - Violeta se sentó en el sofá y Chiara en el asiento del piano.

-Tengo los pies en la tierra. - Respondió.

-Los pies en la tierra pero la cabeza en los cielos.

Chiara se quedó en silencio acariciando las teclas de su piano.

Violeta se levantó del sofá y se sentó en un pequeño taburete que había junto al piano. -Tienes sueños, metas, ambiciones.

-Solo soy una persona que canta bien de las millones que hay.

La pelirroja se quedó pensativa. Apoyada en el piano internado buscar las palabras necesarias para hablar.

-Tenía 15 años. - Comenzó Violeta. -La música era... Era mi vida. - Se relamió los labios y Chiara pudo notar lo duro que era para ella contar su historia. -Me pasaba las horas cantando, tocando el piano, componiendo versos patéticos de niñas perdidas. Intentando dar forma a lo que piensas y sientes a esa edad, intentando encontrarte a ti misma.

Chiara la escuchaba con atención.

Me dieron una beca en un un gran instituto y para celebrarlo, organizaron una ceremonia en la que tenía que cantar. Hizo una pausa mientras miraba a un punto fijo. -Elegí la canción de She Used To Be Mine. - Chiara clavó su mirada en ella. -Salí al escenario delante de todo el instituto. Todo el mundo me observaba atento.

La morena pudo notar que Violeta se sentía incómoda al hablar, le estaba costando horrores explicarse. Se tocaba nerviosa el tatuaje de su brazo en el que ponía Inmarcesible con una nota de música.

-La voz no me salió, las manos me temblaron impidiéndome tocar el piano.- Dijo intentando no comenzar a llorar. -No podía cantar... Estaba delante de toda la gente y me quedé paralizada sin saber que hacer... La gente se empezó a reír. Yo... Lo único que se me ocurrió fue salir corriendo...

LA CHICA DE ENFRENTE |  kivi's versionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora