30. Chocolatico

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Pasó una semana. El curso estaba aumentando su dificultad y debían llevar todo al día aún que a ninguna de las dos los estudios les quitaba tiempo para pasar las tarde en el parque, una cantando y tocando la guitarra y la otra en el banco de enfrente vendiendo y pintando cuadros. Observandose cada segundo con una tonta sonrisa intentando aguantar el reto de estar separadas al que como siempre, terminaban perdiendo y juntándose en un solo banco para continuar con sus dos aficiones la una al lado de la otra en el que algunas veces Violeta se animaba a cantar junto a Chiara y en otras era la morena la que intentaba con toda su concentración pintar sobre el lienzo cuidadosamente con la ayuda de la pelirroja.

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Violeta abrió los ojos lentamente y observó cómo su habitación estaba completamente a oscuras con la persiana bajada. Miró el reloj, todavía era bastante temprano pero suspiró de alivio al recordar que era sábado y podía quedarse más tiempo en la cama.

Extendió el brazo y acarició las sábanas que estaban junto a ella percatándose de que Chiara, que esa noche se había quedado a dormir con ella, no estaba.

Se acomodó sobre su almohada plácidamente, seguro que la morena se habría levantado para ir al baño así que volvió a cerrar los ojos y dibujó una sonrisa de relajación.

De repente oyó un gran estruendo proveniente de su cocina. Abrió los ojos como platos y rápidamente se levantó de la cama y corrió hacia allí.

Cruzó la puerta y se sorprendió al ver a Chiara con las manos en la boca mirando al suelo donde se movían ruidosamente un par de cazuelas que se le había caído.

-Lo siento lo siento.- Dijo recogiendo los objetos para que dejarán de dar vueltas emitiendo un insoportable ruido.

-Un día el Tinet me echa.- Bromeó Violeta.

Chiara dibujó un puchero de disculpa.

La pelirroja se cruzó de brazos. -Me acabas de fastidiar la increíble sensación de no tener que madrugar.- Se quejó. -Espero que sea por una buena razón.

Chiara sonrió alzando las cazuelas. -He hecho chocolate con churros para desayunar.- Sonrió triunfante.

-Vaya...

-¿Tienes hambre?

-Tengo hambre.- Se mordió el labio.

-Bien, pues espérame en el sofá y te lo sirvo.

Violeta obedeció y se alejó hasta entrar en el salón y lanzarse cansada sobre el sofá donde emitió un bostezo.

Al poco rato Chiara apareció con dos tazones de chocolate y una gran bandeja con churros que posó sobre la mesilla que había junto al sofá.

-Levántate vaga que los he hecho para tí.- Resopló Chiara al ver a la pelirroja tumbada perezosamente.

Cogió un churro y lo untó en chocolate para acercarlo a su boca. -Venga pruebalos.

Violeta sonrió y se incorporó abriendo la boca y mordiendo el churro que Chiara la ofrecía.

Al terminarlo la morena la miró divertida. -Te has manchado de chocolate.

-Pues límpiame.- Sonrió pícara.

Chiara pilló la indirecta y se inclinó para lamer sus labios saboreando el chocolate. Se separó y se relamió los labios sin cortar el contacto visual. -Esta muy rico.- Dijo con un tono interesante.

Violeta la observó con adoración y se sentó enfrente de ella alcanzando un churro bañado en chocolate. -Me toca.- Dijo acercándolo.

Chiara aceptó el juego y abrió la boca para morder el churro pero su sorpresa llegó cuando Violeta lo desvío y comenzó a manchar su cara y su cuello con chocolate deslizando el churro contra su piel.

LA CHICA DE ENFRENTE |  kivi's versionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora