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Cuándo se ama a un hombre poderoso, la clave consiste
en saber cuándo recular y dejar que tome las riendas.
Y eso es justo lo que voy a hacer hoy.

— ¿Qué hace ahí fuera? — pregunta Peter, reticente.

Bajo la cabeza para mirar por la ventana. Emilio camina
de un lado a otro por el porche delantero con los brazos en
jarras mientras murmura para sí mismo. Se ha levantado a las 5, se ha puesto su traje y se ha preparado para la batalla. A la señora Henderson le vá a caer una buena. A decir verdad, quizás debería llamarla para avisarla. Y que huya.

Ha sido la primera noche que Emilio ha pasado conmigo
oficialmente, y no sólo se acostó mucho después de que yo me durmiera, sino que, además, se ha levantado antes que yo. Me lo he perdido todo.

Anoche se quedó despierto hasta tarde para hojear los
últimos exámenes y deberes de Ethan. Le pidió que le
contara con detalle lo que pasaba en el aula y cuándo y porqué lo habían echado de clase ó expulsado. Sé que Ethan es muy travieso, por eso he sido tan comprensivo con sus profesores hasta ahora, pero Emilio cree que pasa algo más.

Estoy seguro de que la señora Henderson se arrepentirá de
haberle puesto tan mala nota.

Emilip entra en casa y pregunta:

— ¿Estáis listos?

— Emilio — lo llamo y lo miro a los ojos.

Alza las cejas, impaciente.

— ¿Qué?

— No vas a ponerte en plan pasivo agresivo con la señora
Henderson, ¿verdad?

Aprieta la mandíbula y dice:

— No. — Señala el auto con impaciencia mientras los
niños pasan por su lado — Sólo voy a ponerme en plan
agresivo.

Pongo los ojos en blanco y digo:

— ¿Podrías no hacerlo?

— Joaquín — Se pellizca el puente de la nariz —, no estoy
dispuesto a consentir que lo sigan tratando así ni un día más, y si me estás pidiendo que me muerda la lengua, será mejor que no vengas.

— Vamos a ver — mascullo en voz baja —, tranquilízate,
me estás estresando.

— ¿Que yo te estoy estresando a tí? — espeta mientras se
señala el pecho con incredulidad —. Será mejor que no vengas, Joaquín. Quédate en el auto porque te aseguro que no pienso pasarle ni una a esa maldita profesora.

La madre que lo parió. Lo rozo al pasar por su lado para
meterme en el auto. Es grande, negro y huele a nuevo.
Peter y Ethan dan saltos de alegría en el asiento de atrás. Les encanta. Anoche incluso le pidieron a Emilio que les diera un paseo, y acabaron dando 10 vueltas a la manzana.

Emilio sale de casa y cierra con llave. Respira hondo,
relaja los hombros y se desabrocha la chaqueta del traje con una mano mientras se dirige al auto. Lo observo con una sonrisa. Éste es Emilio Osorio, el rey de las adquisiciones y las fusiones, en todo su esplendor. Don «no le voy a pasar ni una» y «yo consigo todo lo que me propongo». El hombre al que odiaba, el que se dispone a dar la cara por nosotros. No sé cómo, pero se ha convertido en el guardaespaldas de mi pequeño diablillo.

Creo que lo quiero más que nunca.

Entra en el auto y cierra de un portazo.

— Ethan, tú también estarás en la reunión.

Ethan abre los ojos con pánico.

— Pero…

— Nada de peros. Tienes que aprender a defenderte.

LA FUSION 《ADAPTACIÓN EMILIACO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora