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6 meses después






Leo la invitación que tengo delante.

DOMINA TU MENTE.

Por Dios, menuda estupidez.

Tengo que escaquearme y no ir. No puede haber nada peor.

— Te irá bien — me anima Nikolás.

Miro a mi mejor amigo. Reconozco que está haciendo todo
lo posible para que salga de mi zona de confort. Sé que lo hace con buena intención, pero ésto es demasiado.

— Nikolás, si crees que una charla motivacional con un
montón de chalados vá a ayudarme lo más mínimo, es que
estás peor de lo que pensaba.

— Anda, calla, si te lo vas a pasar genial. Vas, escuchas lo
que dicen para que puedas centrarte un poco y vuelves con las pilas cargadas. Ya verás que tu empresa y tu vida irán cómo la seda a partir de ahora.

Pongo los ojos en blanco.

— ¿Estamos de acuerdo, al menos, en que deberías cambiar
tu forma de ver las cosas? — me pregunta mientras se sienta frente a mi mesa.

— Puede — suspiro, abatido.

— Y no es culpa tuya que estés de bajón. Te han pasado
muchas cosas: tu marido fallece de forma repentina, te quedas a cargo de 3 niños y haces todo lo posible para que la empresa no se vaya a pique. Un horror. No has dejado de
luchar por salir adelante desde que murió Andrés, y ya han
pasado 5 años.

— ¿Era necesario que lo dijeras en voz alta? Suena más
deprimente todavía. — Exhalo de nuevo.

Entonces, alguien llama a la puerta de mi despacho.

— Adelante — grito.

Se abre la puerta y Eduardo muestra una amplia sonrisa.

— ¿Listo para ir a almorzar, señorito? — Echa un vistazo
rápido a Nikolás —. Hola, Nik.

— Hola — dice con cara de tonto.

La escena me divierte.

— Señor Barquín. — Echo un vistazo a mi reloj —. Llegas
pronto, pensaba que habíamos quedado a las 2.

—Tenía una reunión, pero ha acabado antes de lo previsto
y me muero de hambre. Vámonos.

Observo a éste imponente chico ojiazul. Es alto, moreno,
guapo y viste de marca. Eduardo Barquín es un ídolo en la CDMX, pero, para mí, es simplemente un buen amigo al que
aprecio. Conocía a mi difunto marido y, aunque nunca traté con él mientras Andrés vivía, se puso en contacto conmigo poco después de su muerte. Es el dueño de una de las empresas de comunicación más importantes del mundo y su oficina está bastante cerca de la mía. Me dá consejos empresariales y solemos vernos para almorzar y ponernos al día, siempre que nuestras obligaciones nos lo permiten. No hay ningún interés sexual entre nosotros: es un pilar en el que me apoyo cuándo lo necesito.

— Eddie, convence tú a Joaquín de que tiene que ir a la
charla, por favor — suspira Nikolás, desesperado.

Eduardo frunce el ceño mientras nos mira.

— Vale… Joaquín, tienes que ir a la charla — repite sin
entusiasmo —. Ahora, vayamos a comer. El sushi nos espera.

Nikolás me mira a los ojos.

— Tómate 1 semana libre y vé a París. Necesitas tiempo
para tí. Aléjate de los niños. Yo me ocupo de la oficina.
Hemos recibido una inyección de fondos y, por el momento, estamos bien. Aprovecha la oportunidad para reponer fuerzas.

LA FUSION 《ADAPTACIÓN EMILIACO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora