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Suena el teléfono de mi mesa.

— Hola — digo

— Hola, Emilio Osorio por la línea 2 — responde Nikolás.

— Dile que estoy ocupado.

— Joaquín. — Hace una pausa —. Es la tercera vez que llama
ésta semana.

— ¿Y?

— Pues que, a éste paso, no tardará mucho en cansarse de
llamar.

— ¿A dónde quieres llegar? — pregunto.

— Ésta semana hemos entrado en déficit para pagar a los
empleados. Y sé que no vas a reconocerlo, pero tenemos un
problema, Joaquín. Deberías hablar con él.

Exhalo con pesadez y me froto la cara con una mano. Sé
que tiene razón: nuestra empresa, Vázquez's Media, está en las últimas. Hemos reducido la plantilla a la mitad, de 600 empleados a 300. Desde hace meses, Osorio's Media y el resto de la competencia nos acechan cómo lobos, nos observan, a la espera del momento idóneo para atacar. Emilio Osorio es el jefe de compras y el archienemigo de cualquier empresa con problemas económicos en el mundo. Cómo una sanguijuela, se adueña de las empresas que han tocado fondo, las arruina y, entonces, con su inagotable fortuna, las hace resurgir de sus cenizas. Es la víbora más grande del nido. Se aprovecha del punto débil de cada compañía y cada año se embolsa millones de pesos por su cara bonita. Es un ricachón consentido con fama de ser extremadamente inteligente y frío cómo el hielo, además de no tener remordimientos.

Encarna todo lo que detesto de un empresario.

— Simplemente, escucha su propuesta. Nunca se sabe lo
que podría ofrecer — suplica Nikolás.

— Venga ya — me burlo —. Los dos sabemos lo que quiere.

— Por favor, Joaquín. No puedes renunciar a la empresa de
tu familia. No voy a permitírtelo. Me embarga la tristeza. Odio haberme metido en éste embrollo.

— De acuerdo, escucharé lo que tenga que decir, pero nada
más — concedo —. Organiza una reunión.

— Estupendo.

— No te emociones. — Sonrío con suficiencia —. Lo hago
para que dejes de darme la tabarra de una vez.

— Vale. De ahora en adelante, no diré ni una palabra. Lo
juro.

— Ojalá. — Sonrío —. ¿Vendrás conmigo?

— Pues claro. El señoritingo puede meterse su dinero por
dónde le quepa.

Imaginar la escena me hace reír.

— Perfecto. Pues quedamos así.

Cuelgo y vuelvo a sumergirme en el informe. Ojalá fuera
viernes y no tuviera que preocuparme por Vázquez's Media y las facturas durante un tiempo.

Sólo faltan 4 días.










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LA FUSION 《ADAPTACIÓN EMILIACO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora