Kiɾishimɑ Eijiɾo.

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Parte 2.

Como prometiste, llamaste a Kirishima, fue ese mismo día, pero en la noche.

Habían charlado mucho tiempo de muchas cosas hasta que se hizo tarde.

─ Bueno, Kiri, debo cortar, ya es muy tarde y mañana tú tienes que trabajar.

No te preocupes por mí, tengo el turno de la tarde. ¿Qué tal si nos vemos? Estoy cerca de donde están hospedados ustedes.

¿Ahora? Digo, sí, claro...

Bien, voy a ir, espérame fuera.

Y cortó la llamada. No lo ibas a negar, estabas un poco nerviosa, ya que en las cabañas en las que estaban con tus amigos, todas estaban una al lado de la otra y cada cosa que pasaba se oía. Tal vez no pasara nada esa noche, pero igualmente estabas nerviosa, ya que también algunos de tus amigos eran animales nocturnos y no dormían hasta más tarde.

Saliste de la cabaña y esperaste a Kirishima, mirabas al mar sintiendo la brisa fresca de la noche cuando sentiste unas manos frías tocar tu cintura, cosa que te asustó. Giraste dispuesta a golpear lo que sea que te había asustado y viste a tu lindo pelirojo reírse.

─ Perdón, soy yo, quería asustarte, pero no pensé que quisieras golpearme. ─ Dijo con falsa tristeza mientras pegaba tu cuerpo al suyo.

─ La próxima haz un poco de ruido para no ganarte un puñetazo. Vamos, hace un poco de frío.

Ambos entraron a la cabaña y Kirishima no perdió el tiempo, te tomó de nuevo por la cintura y comenzó a besarte.

Juntos, y sin romper el beso, caminaron hasta tu cama y se tiraron ahí. Con tus piernas abrazaste la cintura del más alto.

Tus brazos fueron hasta detrás de su cuello para intensificar el beso, sus lenguas se juntaron y mordió tu labio, lastimándolo un poco.

─ Ay, dolió eso...

─ Lo siento, pero planeo hacer lo mismo en todo tu cuerpo, así que recomiendo que te prepares.

Sus manos quitaron tus únicas dos prendas y admiró tu cuerpo, que estaba levemente quemado por el sol.

─ ¿Sin ropa interior? ─ Dijo juguetón mientras comenzaba a lamer tus pechos.

─ Me molesta para dormir...

Como dijo antes, mordió tus tetas, dejando marcas y bajó a tu feminidad. Lamió y chupó todo a su alcance hasta dejarte completamente mojada, lista para recibirlo.

─ Espera, las ventanas...

─ Déjalas, quiero que te vean mientras te hago gritar.

Te pusiste nerviosa, te gustaba esa sensación de ser vistos, pero eran tus amigos, ¿cómo los mirarías a la cara si supieras que te vieron en esa situación?

Kirishima colocó tu cuerpo en cuatro patas frente a él y mientras se colocaba el condón, pudieron escuchar unos gemidos a lo lejos. Miraron hacia la cabaña vecina, que era de tu mejor amiga, pero ellos tenían las ventanas cerradas, mas no la luz apagada. Notaron como la silueta de ambos cuerpos se reflejaba, estaban en la misma posición que ustedes.

─ Veo que no somos los únicos que se divierten. ─ Bromeó mientras alineaba su pene en tu entrada.
─ ¿Sabes quiénes son?

─ Solo sé que es mi mejor amiga, la otra persona no lo sé.

─ Puede ser ese chico alto rubio con lentes, los vi como coqueteaban indiscretamente.

─ ¡¿Qué?! ─ Tapaste tu boca ante el grito y miraron de nuevo al lado.

La pareja había parado de moverse y de hacer ruido, apagaron las luces y abrieron la ventana, encontrándose con sus ojos en ellos. Efectivamente, eran tu mejor amiga y tu amigo que describió Kirishima, no podías creer que él había notado coqueteo entre ellos y tú no.

─ ¡¿______, el guardavidas?! ─ Dijo tu mejor amiga.

─ ¡Tú estás con él! ─ Te defendiste.

─ Soy Eijiro Kirishima, y estamos ocupados. ─ Cerró la ventana.
─ Podríamos volver a lo nuestro.

─ Tienes razón, lo siento.

De a poco, fue entrando en tu interior. El pelirojo gimió ante el calor que lo abrazaba, se sentía muy bien.

Tomó con fuerza tu cadera y empezó a embestirte, de vez en cuando te proporcionaba una que otra nalgada.

Tus gemidos no se hicieron esperar, querías gritar, pero te daba vergüenza que alguien más pudiera notar lo que estaban haciendo, así que con una almohada tratabas de callarte.

Kirishima notó lo que hacías y te jaló del cabello, tirando tu cabeza para atrás, haciendo que sueltes la almohada y gimieras con total libertad.

Sus cuerpos chocaban deliciosamente hasta que juntos llegaron a su clímax. Eijiro dejó caer tu cuerpo, se deshizo del condón y cayó a tu lado, recuperando el aire.

Estaban por casi dormirse cuando unos golpes en la puerta los asustaron, no pudieron reaccionar cuando tu mejor amiga abrió la puerta.

─ ¡Cuando dejé de escuchar tus gemidos vine, quiero que me cuentes todo! Oh, hola de nuevo, Kirishima.

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❥ One Shots +18. // Boku no Heɾo Acɑdemiɑ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora