PEDIDOS CERRADOS.
Historias +18 (al menos la mayoría) sobre personajes de Boku no Hero.
La portada NO es mía, créditos a su artista.
Historia dedicada simplemente a entretener.
Todos los personajes en las historias se los considera mayores de edad.
Podrías asegurar que tu pasatiempo junto con Izuku es hacer danza contemporánea. No es exactamente lo que te apasiona, pero hacer ese baile y sentirlo junto a la persona que amas no se podía comparar con otra cosa.
Ahora mismo, te encontrabas de camino al estudio de danza donde suelen practicar junto con el pecoso. Al llegar, autorizaron tu presencia en el lugar y corriste al salón donde de encontraba tu novio.
Entraste al salón y viste a Izuku sentado, esperándote hasta que te vio, yendo a abrazarte y llenarte de besos.
─ Hola, bonita. Calentemos para empezar el baile.
─ ¡Claro! ─ Dejaste tu bolso y observaste mejor la anatomía de tu amado.
Llevaba puesto nada más ni nada menos que unos pantalones ajustados y una camiseta blanca holgada. Que buen vista de su culo tenías.
Te deshiciste de tu abrigo y fueron al centro del salón, poniendo un poco de música tranquila para estirar.
Estaban enfrentados al espejo, así que podían verse y ver todo lo detrás. En todo momento no pudiste parar de mirarlo, su cuerpo es jodidamente perfecto y eso te excitaba.
─ ¡Ah, mira lo que estuve practicando! Creo que ya se como hacerlo bien, así que quiero que lo aprendas también.
Te sentaste en el suelo, esperando a que te mostrara lo que aprendió y se paró con sus dos manos, llevando sus piernas hacia atrás hasta tocar su cabeza.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Oh my... Dios del amor hermoso...
─ ¡¿Viste? ¿Te gustó? ¿Te lo enseño?! ─ Te bombardeó con preguntas, mirándote con ojos brillantes.
─ Fue increíble, Izu, pero no creo que logre hacer eso. Hace mucho no hago cosas así, perdí mi elasticidad.
─ Tranquila, bebé. Intentémoslo ahora.
[...]
─ Es todo, ya no puedo más, Izuku. ─ Te tiraste al suelo cansada.
Habían estado intentando esa acrobacia por treinta minutos mínimo, pero no te salía.
─ Es cuestión de práctica, antes de irnos lo haremos de nuevo. Por ahora descansemos.
El peliverde se alejó un poco, buscando unas bebidas frías, ya que como el lugar en el que estaban era totalmente cerrado, no podía correr aire fresco.
Por tu parte, te pusiste de pie y decidiste retirar tu camiseta para poder minimizar el calor en tu cuerpo quedando en top deportivo y un short igual.
─ Eres hermosa, _____. ─ Dijo en tu oído, rodeando con su brazo tu cintura y entregándote una botella de agua fría.
─ Tú también eres hermoso, Izuku. Me encantas. ─ Tocaste delicadamente su mandíbula, que descansaba en tu cuello.
No aguantaron más y se empezaron a comer la boca, como si sus vidas dependiera del aliento del otro.
Deku te acorraló contra el espejo y éste comenzó a empañarse, culpa del calor que emanaba sus cuerpos. Probablemente cuando el espejo se seque queden marcas de lo ocurrido.
El más alto no aguantó más y te puso de espaldas, apoyando tu pecho en el espejo. Se agachó un poco y bajó tus shorts, masajeando tu culo a su gusto.
Luego de un par de lamidas a tus glúteos, retiró tus bragas y pasó su lengua por toda tu humedad, haciéndote estremecer.
─ ¡Ouh.. Izukuu... Ah~! ─ Jadeaste, pero tus jadeos se convirtieron en gemidos al sentir uno de sus dedos en tu interior.
Luego metió un segundo dedo, doblándolos a modo que tocaba tu punto dulce. Continuó aflojando tu interior hasta sentir como tus paredes apretaban alrededor de sus dedos, entonces los retiró.
─ Dios, eres tan bella. Voy a meterlo ya. ─ Te avisó, a lo que separaste más las piernas.
Bajó un poco su pantalón junto con sus bóxers y comenzó a frotarse en tu intimidad, sintiendo tu núcleo caliente, mojado y palpitante.
En un descuido, y por la humedad de la zona, su glande entró en ti, sacándote un jadeo sorprendiéndote. El pecoso no aguantó más y se hundió, metiéndolo por completo.
─ ¡A-Ahh~ T..Tan.. profundo... Oh!
Las embestidas comenzaron junto con tus gemidos, que para Izuku eran como música, quedaba encantado cada vez que te oía.
El salón comenzó a llenarse de aire caliente, haciéndolos sudar más y con ello, la humedad en el espejo.
─ Maldición, estás... tan apretada. ─ Deku dejó de agarrarte de la cintura para tomarte por las tetas y apretarlas, aumentando el ritmo.
Su pene cada vez llegaba más profundo, haciéndote tocar el cielo. Unas embestidas más y ya te encontrabas temblando por tu orgasmo.
El peliverde se dio cuenta al momento que apretaste, así que siguió hasta que te llenó con su semilla, que comenzó a bajar por tus piernas.
─ Te amo, pequeña. ¿Te hice daño en algún momento? Siento que no estaba del todo en mí. ─ Te cargó, llevándote al baño para poder limpiarte y luego mimarte.
─ Yo también te amo Izuku y no, no me has hecho daño, tranquilo. ─ Lo besaste para calmar sus dudas.
Ese día se fueron temprano del salón. Al salir, pudieron sentir el aire frío golpear contra sus cuerpos y se fueron a casa, felices y ejercitados.