El día siguiente se fue mucho más rápido de lo que me gustaría. Quizás por el hecho de despertarme tarde. Eran las once de la mañana y yo recién me despertaba. Aunque bueno, era lógico, no había dormido nada antes de venir para acá.
Nos pasamos la tarde dándonos chapuzones en el río e intentando pescar.
Nuevamente sin éxito.
Pasamos un día de calidad el cual terminó tan rápido que me deprimí.
Sin darme cuenta ya estábamos recogiendo todo y poniéndonos en marcha hacia casa.
Llegamos y Jack me dio un fuerte abrazo, deseándome un feliz viaje y un rápido retorno. Mientras yo hacía hasta lo imposible para no llorar.
Me soltó luego de un rato y esta vez me abrazaba Zareth, deseándome lo mismo, un buen viaje, pero añadiendo nuevamente que si realmente no necesitaba ayuda.
Negué con la cabeza y él asintió.
Jean me apachurró contra él y me dio un beso en el pelo.
—Cuídate mucho, te vamos a extrañar.
A ese ser sí se le salieron las lágrimas.
Yendry me dio un leve abrazo sin decir mucho. Luego todos nos despedimos y se fueron.
No los volvería a ver en los próximos días y eso me frustraba. Aunque me llevaba un precioso recuerdo... y obviamente, la pulsera que decía "Jean". Jamás me la quitaría, era mi segundo tesoro más preciado, después del tejido deforme de Alan.
Entramos a la casa y pasé el resto del día con mamá, papá, Aaron y Evelyn.
Al caer la noche los seres del bosque me dieron la despedida y me desearon un feliz regreso.
Me confesaron que me tenían como una más de la familia y eso me hizo sentir bien.
Incluso los seres del bosque me aceptaban aquí.
Mi hogar.
Donde pertenecía realmente.
El día menos esperado llegó, y por suerte, sin rastros de ansiedad.
Había aprendido a controlarla gracias a mis amigos.
Este pueblo me había traído mucho crecimiento personal.
Me sentía una nueva yo, más capaz.
Renovada.
Ya no era la tonta de antes que creía que no merecía a nadie, que no valía la pena.
No.
Sabía lo que valía y tenía por quienes luchar.
Mis amigos y las personas que amaba.
Tenía más ganas de vivir que nunca.
Más valor que nunca.
Más seguridad que nunca.
Estaba orgullosa de mí y de mis logros.
Estaba lista para volver a Erthmen.
ESTÁS LEYENDO
El Complemento del Diablo
FantasyA una altura de aproximadamente 1.700 metros sobre el nivel del mar se encontraba Erthmen, un pueblo que según las leyendas había sido abandonado, ya que los habitantes de aquel lugar buscaban una vida mejor en los pueblos bajos donde el comercio er...