Capítulo 21

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Me encontraba aún pensando en lo que había hablado con Evelyn la noche anterior cuando Hannah se me acercó con su mejor amiga, Sol.

—¿Estás bien? —Ambas preguntaron al unísono, su tono de voz era de total preocupación.

Yo no entendía exactamente el porqué de la pregunta hasta que vi que señalaban a mis ojos.

Me miré en el espejo que llevaba siempre en mi Sen y entonces lo comprendí. Tenía los ojos extremadamente hinchados, supongo que de tanto llorar y de no dormir la noche anterior.

—Lo estoy. —Respondí intentando ocultar la verdad.

Lógicamente no lo estaba.

—Si llegas a necesitar algo... —Sol añadió.

La verdad ambas eran muy amables y cariñosas, aunque no habíamos interactuado mucho siempre que necesitaba ayuda ellas estaban dispuestas a brindarme su apoyo incondicional. Y se los agradecía de todo corazón.

A veces me gustaría devolverles el favor, y esperaba poder hacerlo antes de regresar a mi pueblo, a pesar de que sabía que ellas no querían nada de mí, lo hacían porque su naturaleza amable las impulsaba.

—Mañana van a dar una fiesta de bienvenida para los nuevos, ¿vendrás, verdad? Así podrías despejar, estarás con nosotras. ¡Será divertido!

La idea no me desagradaba, quizás eso era lo que necesitaba. Despejar y olvidar todo al menos por unas horas

Acepté, y acto seguido aparecieron por la puerta mis salvadores de la tarde de ayer, Jean y Zareth.

El rubio me hizo señas con las manos, indicando que quería que saliera a verlos.

—Buenos días, rubia.

—¡Buenas buenas! —Dije con entusiasmo. —¿A qué se debe la visita?

—Jean quería saber si vendrías a la fiesta con Evelyn. —El pelinegro puso los ojos en blanco.

—Sí, ambas iremos. —No tenía la confirmación de ella, pero conociéndola sabía perfectamente que vendría.

—Entonces perfecto. Nos veremos allí.

Jean hizo como para irse, pero se detuvo al ver que su amigo se quedaba apoyado en el marco de la puerta, mirándome fijamente.

—¿Podemos hablar a solas? —Pronunció el pelinegro.

Asentí viendo como Jean nos miraba confundido.

Ambos nos dirigimos al balcón del segundo piso. Lo suficientemente apartado como para ser escuchados o vistos por alguien.

¿Qué habrá pasado? No lo sé. Pero estaba a punto de descubrirlo.

—Directo al grano, Mey. Sé sobre Alan. Todo sobre él, y que está metido en una burbuja porque lo encerraste. También sé que estás aquí para aprender a desterrarlo. Quería preguntarte si necesitabas ayuda con eso, de ser así puedo ir a Erthmen y el problema estaría resuelto mañana al amanecer. Obviamente si tú quieres. Si no, el caso es todo tuyo, ¿qué me dices?

Sentí como mi alma salía de mi cuerpo. Otra vez.

—¿Cómo es que sabes todo esto?

—Tengo ojos por todas partes. —Dijo mientras apoyaba los antebrazos en el muro del balcón. —No hay lugar en esta isla donde puedan ocultarme algo tan importante. Lo sabría de inmediato.

Y ahí se fueron todas mis esperanzas de huir con Alan a otro lugar.

La isla estaba vigilada en su totalidad.

El Complemento del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora