El paquete de Salami

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Helsinki, Finlandia

La noche se cernía sobre uno de los muelles de carga portuarios de la ciudad. Entre las sombras de cajas, grúas y contenedores, un grupo de hombres armados hasta los dientes y los rostros parcialmente ocultos, se dedicaban a organizar el traslado del material.

Uno de ellos, de origen afroamericano, con el cuerpo robusto y el semblante agriado, resultó ser el jefe de todo aquello.

-Careful, you idiot!- gritó al hombre que manejaba la grúa que a su vez estaba transportando una de las inmensas cabinas de almacenaje hasta el bloque principal- ¡This thing is alive!- guiaba al conductor hasta que logró encajar la cabina roja entre dos azules, previamente dispuestas sobre otras tres.

En el interior de la cabina, una cuenta atras: 72:58:23

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En el ElectroPlanet.

-¿Que planes tienes esta noche?- Ruslana aprovechaba sus diez minutos de descanso para dejar plantada a una cliente y unirse a Chiara en el suyi- Podemos cenar pizza, jugar al singer star y ver un maratón de Sexo en Nueva York- propuso relamiéndose.

-Esta noche no puedo Rus.

-Ah, entiendo que habrás quedado con Violeta ¿no?- no pudo ocultar la decepción en su tono.

-De hecho, Violeta y yo ya no estamos juntas- explicó tranquila, en verdad sentía como si se hubiera quitado un peso de encima.

-¿¡Como es eso posible!?- se interpuso en su camino para agarrarla por los hombros- No me lo puedo creer, a ver cuando vas a encontrar tú a alguien como ella- la miró de arriba a abajo- Sin ofender eh- añadió.

-Pues la he dejado yo así que...- no sabía por qué, pero tenía la necesidad de dejar eso en claro.

-Ya claro- Ruslana chasqueó la lengua incrédula.

-Pues si, hace días que no le veo futuro a lo nuestro, así que lo mejor es no seguir perdiendo el tiempo- explicó de forma lógica mientras Ruslana la miraba atónita.

-Ah no... pero tú eres tonta- le dió un collejón que provocó que girara la cabeza y se encontrará de lleno con el cuerpo de Violeta entrando en la tienda.

Parecía triste, apagada.

Se paró a una distancia prudencial de ellas e hizo un gesto con la cabeza llamando a Chiara.

-Habrá venido a suplicar- murmuró Ruslana, intuyendo mal.

-Dame un momento- se despidió de la ucraniana antes de seguir a Violeta hasta la sala de proyecciones. Allí la pelirroja cerró la puerta una vez las dos estuvieron dentro para tener más intimidad.

-Oye Chiara- empezó esbozando una sonrisa que no le llegó hasta los ojos- He estado pensando en nuestra ruptura y he llegado a la conclusión de que no es una buena idea- soltó decidida.

-Ya me echas de menos eh- bromeó haciendo que Violeta hiciera mohin con los labios.

-Bueno...es por la tapadera, facilita las cosas- contestó obvia.

-Pues supongo que tu trabajo va a ser más complicado ahora- no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer.

-Lo siento si has pensado que habia algo entre nosotras- borró su sonrisa sabiendo que era un tema delicado para la inglesa- Es muy normal en este tipo de situaciones percibir una conexión que no existe...

-Claro, lo entiendo. Es la misma historia de siempre- la cortó escudándose en la ironía- Chica con ordenador en el cerebro. Guapa agente del CNI que la protege y de pronto le dice bajo los efectos del suero de la verdad que no le interesa y...ya está- la entereza con la que hablaba sorprendió a la espía, que no pudo mantenerle la mirada- Pero yo estoy superada por esta montaña rusa emocional y prefiero encontrar algo un poquito- junto índice y pulgar- Más normal...algo como digamos eh- se acarició la barbilla en gesto pensativo- Algo de verdad- espetó siendo más borde de lo que pretendía.

LA ESPÍA QUE ME ENAMORÓ // KIVIWhere stories live. Discover now