El Crown Victoria

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El cuerpo de Chiara reposaba contra uno de los ventanales del ElectroPlanet de cara al aparcamiento. Sus ojos ansiosos, analizaban cada coche buscando uno en concreto.

-¿Te gusta mirar a los pájaros?- la voz de Juanjo la alteró de tal manera que su frente chocó torpemente contra el cristal.

-Estoy viendo el paisaje- respondió al fin sin despegar la vista de los coches.

-Mhh- el gruñido del agente le hizo voltearse hacie él con los brazos cruzados.

-Me suena ese ruido, si, es el número 7, el gruñido escéptico con cínismo- bromeó adoptando el mismo tono.

-Solo carraspeaba. Además he visto que el coche de la agente Hódar no está en su sitio habitual- lanzó aquella pulla alzando una ceja.

-Ah...¿estás seguro? Ni me había fijado- fingió que no llevaba más de una hora pensando en eso mismo. El gesto de Juanjo la hizo rectificar- Vale si, ya me había dado cuenta. ¿Has hablado con Violeta?- no pudo evitar que se notase la desesperación en su voz. Desde ayer que la había llamado sin recibir respuesta, sentía un nudo en la garganta que apenas la dejaba vivir.

-La agente Hódar y yo no hablamos mucho fuera del trabajo, así que habrá que esperar- teatralizó un suspiró resignado.

-¿A que?

-A ver si se ha casado de estar contigo y se ha lanzado a los brazos de tu querida amiga Yulia.

-¿Crees que es posible?- el miedo ante su abandono se vio reflejado en su tono.

-Oh tranquila, creo que este año el catálogo navideño de agentes del CNI no tiene despercio- añadió con guasa alejándose.

-Fijate...que alegría- masculló irónica viendo como se marchaba.

-Chiara tenemos una instalación en el Pantano de San Juan- Martin y Lucas reclamaron su presencia.

-Esta bien, vamos- aceptó deseando distraerse un poco.

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La melena pelirroja de Violeta descansaba desparramada sobre la almohada, al igual que lo hacía su dueña sobre el colchón. Costaba imaginar que esa postura pudiera ser cómoda para alguien, puesto que cada extremidad yacía en una dirección completamente diferente, creando una imagen algo inquietante.

El sonido de la alarma provocó que emitiera un jadeo asustada y su cuerpo botara sobre el colchón.

La cabeza le iba a estallar, a penas había logrado conciliar dos horas de sueño tras dormirse a altas horas de la madrugada en un llanto desconsolado.

Cogió uno de los cuchillos que reposaba sobre la mesita de noche y levantándose ligeramente el antifaz, lo lanzó ensartando aquel molesto cacharro que al fin se calló bajo el suspiro aliviado de Violeta, quien no dudo en sepultarse de nuevo bajo el edredón.

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Pantano de San Juan.

-Muy bien, sistema revisado. Todo en orden- informó girandose victoriosa hacia el que intuía, era el dueño del barco- Ahora puede controlar las funciones de abordo desde cualquier parte- le entregó un mando.

-¿Oye puedo ir al baño? Me he pasado con el café- suplicó Lucas juntando sus piernas para aguantar el pis.

-Lucas tío- recriminó Chiara- ¿No podías haber ido antes de salir?

-Eh oiga, el baño no es por ahí- saltó el dueño del barco cuando vio bajar a Lucas por unas escaleras.

Lo siguieron a trompicones.

LA ESPÍA QUE ME ENAMORÓ // KIVIWhere stories live. Discover now