El del MI6

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Guarida del CNI

—¿Y ese quién es? —gruñó Juanjo al ver las imágenes de un hombre muerto en la videollamada con la general.

—El cadáver estaba en un cementerio del CNI. Su nombre era Benjamin Vicuña —respondió Noemí Galera con seriedad.

—Ah, ya. Era uno de los agentes de Fulcrum que secuestraron a Chiara —intervino Violeta, reconociendo al vecino de la urbanización en la foto—. ¿Por qué abrieron su tumba?

—Eso es lo que deben averiguar. Puede que estén buscando intercambiar datos robados de inteligencia.

—¿Vamos a por Chiara y la escondemos? —propuso el agente, consciente de lo delicado que era el asunto.

—No creo que sea necesario... aún. Pero vigílenla de cerca hasta que tengamos más información. No la pierdan de vista —ordenó Noemí antes de cortar la comunicación.

——

Mientras tanto, Chiara desayunaba su casa junto a su hermana y Alex. Estaba disfrutando de su café cuando su móvil comenzó a sonar con una llamada de Violeta. Sin embargo, no hizo ni el más mínimo intento por contestar.

—Hermanita, es Vio. ¿No lo coges? —preguntó Denna, notando su indiferencia.

—Bueno, ¿para qué? Si de todas formas la veré luego —respondió quitándole importancia al asunto.

—Eso es, Kiki —intervino Alex, orgulloso—. Hacerse de rogar siempre funciona. Ser fría y distante es un buen afrodisíaco.

—Y la abstinencia también, ¿quieres que lo compruebe? —añadió Denna, arqueando una ceja en tono sarcástico.

—No he dicho nada —murmuró el chuco, encogiéndose ante la mirada de su novia.

Almudena se volvió hacia su hermana, con un tono más serio.

—Kiki, me dijiste cosas terribles sobre Vio cuando volviste de esa casa que cuidasteis. Dijiste que no la querías.

Chiara apretó los labios, incómoda, mientras bebía el líquido amargo.

—Bueno, sí, hemos tenido altibajos, pero no te preocupes. Se solucionará solo —contestó entre dientes, intentando evitar la conversación.

—No, Chiara. Eso es lo que dices siempre, pero tienes que tomar el control de tu vida si realmente quieres avanzar — insistió, mirando a su hermana con desaprobación—. También dijiste que lo del ElectroPlanet era temporal, y ya han pasado cinco años.

—Almu, no es tan fácil romper con Violeta Hódar de repente, ¿sabes? —se justificó esta, cada vez más agobiada—. De hecho, es muy complicado.

—Lo sé, lo sé. Yo adoro a Vio, pero si no es la chica de tu vida, díselo ya. Porque prolongar una relación que no te hace feliz solo os está dañando a las dos —sentenció Denna.

Chiara soltó un suspiro pesado, sabiendo que su hermana tenía razón en parte, pero había algo más.

—Si ese fuera el problema... —murmuró para sí misma, sin que nadie lo oyera.

El verdadero dilema era que, en el fondo, sabía que Violeta era la mujer de su vida. Pero ya estaba cansada de los continuos rechazos, de las idas y venidas emocionales, de estar atrapada en un ciclo sin fin de acercarse y alejarse. Cada vez que creía que podrían estar juntas, algo siempre las separaba, y Chiara no sabía cuánto más podría soportar.

——

Al llegar a la tienda, su teléfono volvió a sonar, mostrándole la foto de la pelirroja en la pantalla. Se quedó mirando el dispositivo, debatiéndose si contestar o no. Antes de poder decidirse, una voz familiar la sobresaltó desde detrás.

LA ESPÍA QUE ME ENAMORÓ // KIVIWhere stories live. Discover now