Kung Fu Panda en Usera

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Violeta se acercaba a Chiara mientras bebía un smoothie después de salir de trabajar.

-No te olvides, esta noche la cita con Ruslana empieza a las siete- las palabras de la pelirroja la desconcertaron un poco pero salió de dudas en cuanto llegó a Chiara.

-Que es eso de la velada con Ruslana- dijo apoyándose en el mostrador.

-A ver Rus es mi mejor amiga y últimamente no paso casi nada de tiempo con ella, así que hemos decidido hacer hoy algo todas juntas y quiere que vayamos a cenar a un chino- explicó esperando que accediera.

-Con que velada con Ruslana- Juanjo apareció llevando unas cajas- Que horror.

-Si estas celoso porque no te ha invitado, solo tienes que decirlo.

-Prefiero que unos Afganos me revienten el hígado a puñetazos- soltó dejándolas solas.

-Yo iré encantada tranqui- Violeta acarició su mano con cuidado. Chiara la miró agradecida. Sabía que Ruslana era algo intensa y que accediese a quedar con ellas era un gran gesto por su parte.

Embajada China, Madrid.

Un funcionario asiático salía del edificio mientras hablaba con su hermana por teléfono.

Cuando se acercó a su coche, el chófer salió del vehículo dispuesto a abrirle la puerta, pero una camioneta con el logotipo de Ramboo Dragon apareció de la nada. Varios hombres con pasamontañas salieron de ella, pegaron un tiro al chófer y agarraron al asiático antes de meterle en la camioneta.

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Violeta, Ruslana y Chiara paseaban por Usera, el barrio Chino madrileño.

-La velada con la Rusli consiste en tres actos- la Ucraniana iba en medio de las dos rodeándolas con los brazos- Acto primero; cenar...

-¿Que vamos a cenar?- preguntó Violeta con una sonrisa al ver la teatralidad con la que hablaba la otra chica.

-Una delicatessen, gambas fritas en mi chino favorito, el Ramboo Dragon- junto índice y pulgar en un gesto de excelencia- Luego vamos a ver una peli de Kun Fu...

-Operación Dragon- dijeron Chiara y Ruslana al unísono empezando una pelea de Kung fu.

-Y el tercer acto se desarrolla aquí, en Chinatown- se giró hacia un hombre que portaba una mochila y aspecto de dudosa legalidad.

-Ey para- Chiara la tomó del brazo- ¿No habías dejado ya esa mierda?- Violeta las miraba confundida.

-Es que me encanta Kiki...

-Tía, ya sabes lo que opino de los petardos- recriminó arrancando una carcajada a Violeta, que veía la situación del todo surrealista.

-Para derrotar el miedo uno se debe enfrentar a él- contestó en tono sabio.

-Claro pero conservando los miembros Rusli, y si son todos mejor- ambas sabían el miedo de la pelinegra hacia los petardos. Sobretodo desde que le explotó uno en la mano sin querer y llevándose un susto de muerte- Hoy nada de petardos- las redirigió de camino al restaurante.

-Sabes que te digo, eres una cagona, pero al menos comeremos gambas- chocó los cinco con Violeta que estaba la mar de entretenida con sus interacciones.

Cuando llegaron al restaurante, el cartel de cerrado por fiesta privada le bajó el ánimo de golpe.

-No me puedo creer que esté cerrado, la velada incluía un plato de gamba feliz- murmuró apenada.

-Ruslana, no pasa nada volveremos otro día- Violeta intentó animarla sin éxito.

-Da igual tengo un plan- las llevó hasta la parte de atrás- Mi amigo Juan, el lavaplatos, siempre deja una llave aquí- levantó un bol con agua que había en el suelo para coger el instrumento.

LA ESPÍA QUE ME ENAMORÓ // KIVIWhere stories live. Discover now