Capítulo XIV

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Por suerte, David vino corriendo al encuentro del cantante y lo abrazó efusivamente, su alegría era tan genuina que el rostro de Damir se iluminó al verlo con la más cálida de sus sonrisas, le había tomado mucho cariño al pequeño. Lia tenía solo unos pocos segundos para inventar una excusa del por qué no había visto los mensajes de Damir, solo esperaba que su hijo no la delatara. Se limitó a invitarlo a entrar a la casa con el pretexto de que afuera estaba haciendo mucho frío, pero por dentro ella estaba muriendo.

– ¿No estabas en Hungría? – David fue el encargado de romper el hielo.

– Sí, pero ya resolví todos los asuntos que tenía por allá y la verdad es que extrañaba mi hogar. Entonces me acordé de un niño muy travieso que yo conozco y decidí darle una sorpresa. – respondió el joven músico con verdadero entusiasmo.

– ¿Ya terminó la gira? – volvió a preguntar David.

– No, apenas comienza. Ya empezamos a ensayar para los conciertos que tendremos en diciembre y enero.

– ¿Dónde? – David estaba más curioso que de costumbre.

– Uno será en China para el año nuevo y el otro aquí en Kazajistán.

– ¡Yo quiero ir al de aquí! ¿Vas a llevarnos? Di que sí, por favor. – la emoción del niño era evidente.

Damir miró en ese instante a los ojos de Lia, no lo había hecho desde su llegada. Su mirada expresaba la interrogante de si esta vez aceptaría su invitación al concierto o la rechazaría nuevamente. Ella no dijo nada, no había dicho una palabra en todo el tiempo que él llevaba en su casa, ni siquiera le preguntó por su viaje o por su estado de salud, lo cual hacía todo aún más extraño, simplemente se limitó a desviar la mirada hacia otro sitio. La frialdad que creyó notar en su rostro cada vez se hacía más visible, denotando que algo andaba mal en la cabeza de Lia, ese comportamiento no era propio de ella. ¿Qué habría pasado en todo el tiempo que estuvo de viaje?

– Yo me encargo de convencer a mi mamá, no te preocupes. ¿Que traes en esa mochila? – David nuevamente rompió el silencio haciendo reír al cantante con sus ocurrencias.

– Ah, es una pequeña sorpresa, pero solo si te portaste bien durante todos estos días. – respondió Damir.

– Me porté de maravilla, ¿verdad, mamá?

– Sí. – dijo Lia a secas.

Damir intentó pasar por alto la actitud de Lia, quizás solo estaba cansada. Así que, al mejor estilo de Papá Noel, abrió su mochila y comenzó a sacar los presentes que había traído para ellos. Habían galletas de la suerte, traídas desde China, pequeños carritos de control remoto, un juego de ajedrez con imanes, una pelota de fútbol sin aire, un tierno peluche de un oso panda, entre otras cosas. Al ver el osito, David sentenció:

– Ese debe ser para mi madre, yo estoy un poco mayor para esas cosas.

– ¿David y tus modales? – exclamó Lia ante las ocurrencias del niño.

– Cierto, gracias Damir por los presentes, son fantásticos.

– No hay de qué. Olvidé que eres "mayor". – dijo Damir intentando aguantar la risa – Además, tienes razón, el peluche es un regalo para tu madre, al igual que otras cosas que tengo aquí. – continuó hablando al mismo tiempo que dirigía su mirada nuevamente hacia donde se encontraba Lia.

Ella alzó la vista en ese momento para encontrar un Damir sonriéndole dulcemente mientras le ofrecía el oso panda, todo iba a ser más difícil de lo que imaginaba.

– Gracias, no tenías que haberte molestado. – fue todo lo que consiguió decir.

– No es ninguna molestia, fue divertido escoger estos regalos para ustedes, la verdad es que nunca salgo de compras y se sintió bien esta vez.

Amor como un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora