La mañana llegó más fría de lo normal, cada vez estaba más cerca el invierno. Lia se levantó cansada, no había dormido casi por el éxtasis que sentía a causa de la videollamada de Damir en la madrugada. No veía la hora de darle la noticia a David sobre el concierto, pero el pequeño dormía tan plácidamente, que no quiso despertarlo. Preparó su café extra fuerte y se sentó en el sofá para beberlo cómodamente. Mientras mojaba sus labios con su bebida predilecta, repasó mentalmente las palabras de Damir esa noche. Le pareció haber vivido un sueño, no podía creer que lograra ver su esencia a pesar de los muros que fabricaba para ocultarla. No pudo evitar sonreír en aquella mañana solitaria cuando recordó su promesa de llevarla al "paraíso". Habría pensado otra cosa de no haber sido él. La voz de su pequeño la hizo despertar del trance en el que se encontraba:
—Planeta Tierra llamando a Lia. Hola, ¿me escucha? —bromeó David.
—Buenos días, David. ¿Dormiste bien? —corrigió ella los modales de su hijo.
—Yo te di los buenos días, pero como todavía estabas dormida, no me escuchaste.
—Voy a fingir que te creo. Allí está tu desayuno. Dime si te preparo algo más. Después vienes aquí que te tengo una sorpresa —dijo ella con tono de intriga.
—¿Qué sorpresa? Dime ahora.
—Dije después del desayuno.
—Yo quiero saber ya qué es, por favor.
—La curiosidad mató al gato —volvió a decir muerta de la risa.
—Yo no soy un gato.
—Pero eres curioso como ellos.
—Está bien, señora Lia. Voy a desayunar, usted gana.
—Así me gusta. Sino iba a desistir de llevarte al concierto que dará Damir aquí en Almaty para despedir el año.
—¿Qué concierto? ¿Cómo sabes eso? —. David iba a estallar de la emoción.
—Porque cierto cantante llamó anoche para invitarnos, pero tú ya estabas dormido.
—¿Por qué no me despertaste, mamá?
—Porque era de madrugada, esa no es hora para que los niños estén despiertos. Preguntó por ti, quería mostrarte Estambul de noche.
—¿Está en Estambul? Seguro se veía linda esa ciudad. Damir me cae bien, es muy bueno. Ojalá pudiéramos ir con él en alguno de esos viajes.
—Confórmese con ir a ese concierto, ¿o ya no quieres?
—¡Claro que quiero! Va a ser genial.
Lia sonrió viendo como a David le brillaban los ojos con la noticia, todo gracias a Damir, realmente él había llegado para alegrar sus días, solo que la vida tenía para ella planes más dolorosos.
Como era costumbre casi todos los sábados que Lia tenía libres, salieron de compras al supermercado más cercano. La temperatura ascendió algunos grados al mediodía, lo que les facilitó continuar el paseo hacia una pequeña cafetería donde decidieron almorzar comida turca, era realmente deliciosa y muy económica además. Resolvieron pedir un dürüm para cada uno, acompañados de papas fritas y malteadas. El dürüm es una especie de pan alargado relleno de carne de cordero asada en su interior, condimentado con salsas y especias de la cocina turca, David los adoraba.
Pasaron una tarde animada paseando por algunos sitios cercanos al lugar donde vivían. Se detuvieron un rato en un pequeño parque de diversiones construido para los niños que se encontraba entre unos edificios de construcción soviética, ese tipo de parque era muy común por todo Almaty. En ellos habían hamacas, un tobogán, un tíovivo, entre otros aparatos destinados a la diversión de los infantes, todos pintados de colores llamativos. David jugó un rato con otros niños que se encontraban en el lugar mientras Lia los observaba, divertida, sentada en un banco. La escena era adorable, el pequeño casi nunca pasaba tiempo con otros chicos de su edad fuera de la escuela.
De regreso a casa, luego de guardar las compras cada una en su sitio, decidieron ver una película antes de preparar la cena. Escogieron Wall-E, el animado del pequeño robot que se queda en la Tierra luego de ser destruida por los humanos con la única compañía de una cucaracha. Lia insistió en que David viera este filme porque le gustaba mostrarle enseñanzas sobre la vida, en este caso sobre el cuidado del medio ambiente. El largometraje deja un mensaje claro sobre preservar el planeta, sobre como el hombre es el único responsable de la contaminación, de la extinción de las especies, de destruir la naturaleza con su codicia y sus ansias consumistas. Lia y su pequeño David disfrutaron la película abrazados en el sofá bajo una manta y comiendo las palomitas de maíz que compraron en el mercado esa misma tarde, era una vieja costumbre que compartían ambos.
Al terminar Wall-E, la joven madre se dispuso a preparar la cena mientras David entraba en el baño. De pronto, Lia escuchó el tono de su celular, se lavó y secó las manos rápidamente con un paño para contestar la llamada. Luego de los saludos acostumbrados, su rostro cambió por completo con la noticia que acababa de recibir. Caminó sin rumbo buscando un apoyo para no dejarse caer en el suelo. Se deslizó lentamente con su espalda apoyada en la pared y sus manos, que buscaban algo a qué aferrarse, al encontrar el vacío, dejaron caer el teléfono, el cual terminó roto en pedazos. Cuando David salió del baño, encontró a su mamá tirada en la sala anegada en llanto y, sin decir una palabra, simplemente corrió a abrazarla.
ESTÁS LEYENDO
Amor como un sueño
RomanceLia es una madre soltera con los pies sobre la tierra. Su hijo David es su pequeño tesoro y su razón de vivir. El destino cruza su camino con Damir, un cantante de fama internacional a quien siempre ha admirado. Se ve arrastrada en un hermoso sueño...