Ese domingo Damir se levantó sonriente, llevaba días planeando una sorpresa para Lia y al fin podría hacerla realidad. Tomó un café y desayunó junto a su familia en el comedor, despertar junto a ellos era un verdadero regalo del cielo.
Cuando se disponía a salir, su hermano lo invitó a pasar al pequeño estudio que tenían en casa para pedirle consejos sobre una melodía que estaba componiendo, no pudo negarse. Su padre se les unió para discutir algunos temas sobre el próximo concierto, puesto que él era su productor. Apenas Damir se dio cuenta de la hora, se excusó diciendo que necesitaba salir, alegando que debía reunirse con alguien. No dio muchas explicaciones, tampoco ellos preguntaron nada cuando lo vieron cargar algunas cosas y partir en su auto, a fin de cuentas tenía un evento muy importante que preparar, incluso solía trabajar los domingos, ya estaban acostumbrados.
De camino a la pequeña casa donde vivían Lia y David, pasó por un supermercado para comprar todo lo necesario para el viaje. No podía demorarse mucho, ya que el sitio a donde pensaba llevarlos quedaba fuera de la ciudad. Al salir, guardó las compras en el maletero y condujo directamente a su destino, estaba impaciente por verlos.
Tocó el timbre cuando estuvo frente a la puerta y creyó escuchar unos pasos que se acercaban para abrirle, pero no sucedió nada. Volvió a tocar hasta que el pequeño David le abrió y, sin pensarlo, lo abrazó con todas sus fuerzas. Al principio pensó que aquel gesto significaba alegría, fue entonces cuando escuchó los sollozos del niño sobre su cuello y lo apartó suavemente.
—David, ¿pasa algo? –dijo mientras le secaba las lágrimas con sus manos—. ¿Dónde está tu mamá?
—Sucedió algo muy triste ayer, Damir —contestó el pequeño.
—¿Quieres decirme qué fue lo que pasó? —El joven estaba realmente preocupado, temía que algo le hubiese ocurrido a Lia, pero intentó mantener la calma frente al niño.
—Mi mamá está adentro, muy triste. Mi abuelito Paco murió allá en Cuba.
Damir suspiró aliviado al saber que a ella no le había ocurrido nada, sin embargo continuó hablando con su pequeño amigo, intentando consolarlo por la pérdida de su ser querido.
—¿Su padre?
—No, él era mi bisabuelo, el papá de mi abuela.
—Pero lo querías mucho, ¿no es así?
—Sí, aunque estaba muy viejito, a veces no me reconocía.
—Tu abuelito ya está en paz, de seguro se fue al cielo, junto a Dios.
—Así me decía mi mamá cuando era más pequeño, pero ya no sé si creerlo.
Damir quedó mudo en ese momento, no supo qué responder. David era un niño muy maduro para su edad, nunca dejaba de sorprenderlo. Por unos segundos intentó encontrar las palabras exactas para decirle en un momento como ese.
—En todos los países del mundo existen diferentes culturas y religiones, cada una de ellas tiene una forma distinta de explicar la muerte, es una manera de despedir a esa persona que ya no va a estar con nosotros, ¿entiendes?
—Sí, ojalá y mi abuelito de verdad esté en el cielo.
—Sí, ojalá —dijo el cantante mientras abrazaba a David nuevamente—. ¿Dónde está tu mamá? ¿Puedo verla?
—Está en su cuarto, dile que quieres hablar con ella.
—¿Lia no ha salido hoy de allí?
—Sí, se levantó temprano a preparar el desayuno, como siempre. Ayer doña Elena y el señor Iván nos trajeron la cena preparada. Ellos son los dueños de esta casa, quieren mucho a mi mamá.
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Amor como un sueño
RomanceLia es una madre soltera con los pies sobre la tierra. Su hijo David es su pequeño tesoro y su razón de vivir. El destino cruza su camino con Damir, un cantante de fama internacional a quien siempre ha admirado. Se ve arrastrada en un hermoso sueño...