Capítulo XXVI

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Lia despertó en medio de la madrugada. Abrió los ojos de pronto y dio un salto al ver el rostro de Damir dormido a su lado, mientras su cuerpo permanecía sentado en el suelo. Su mente viajó a lo sucedido la noche anterior y se tocó sus labios con la punta de los dedos al creer recordar un beso, pero el dolor de cabeza que sentía era tan fuerte, que no sabía si se trataba de un sueño o si realmente había sucedido.

Corrió al baño y buscó un analgésico en el estante que se encontraba encima del lavamanos, el cual tomó con agua del grifo. Se lavó el rostro varias veces hasta eliminar todo rastro de maquillaje y cepilló sus dientes muy rápido. Al regresar a su habitación, el joven permanecía en el mismo lugar donde lo había dejado minutos atrás.

—Damir, Damir, despierta —lo llamó en voz baja.

El cantante levantó la cabeza algo aturdido y se sorprendió un poco al verla.

—¿Cómo te sientes? ¿Qué hora es?

—Son las 5:30, debiste quedarte dormido.

—Sí, me duele la espalda —dijo estirando los brazos mientras intentaba incorporarse.

—Damir, quería preguntarte algo... —Lia hizo una pausa, intentando pensar muy bien lo que iba a decirle—. ¿Qué sucedió anoche? ¿Acaso nosotros...?

—No, Liana, ¿por quién me tomas? No sería capaz de aprovecharme de ti en ese estado. ¿De verdad no recuerdas nada? —El joven la observó detenidamente, con la esperanza de que se acordara del beso, mientras ella solo suspiró aliviada.

—Lo siento, tienes razón. Yo... recuerdo la cena, las canciones, los regalos y después vimos dos películas —Ella se detuvo un minuto, intentando ordenar los sucesos, pero no sé atrevió a mencionar el beso por temor a que no fuese real—. Por Dios, siento que mi cabeza va a estallar, debí hacerte caso y no tomar tanto vino. Solo dime qué no vomité ni monté alguna escena.

—No, tranquila, no pasó nada de eso, pero igual no me gusta que bebas así.

—No me regañes ahora, por favor, siento como si me estuvieran clavando mil puñales en el cerebro. Mejor voy a hacer café para los dos. Puedes usar el baño, pero quiero pedirte que no salgas a la sala, si David te ve a esta hora aquí, no sabría qué decirle.

El joven asintió y bajó la cabeza, sus esperanzas de que Lia recordara todo se habían desvanecido. No se atrevía a contárselo, temiendo su reacción al descubrir que la había besado estando ebria, no lo creía correcto. Entró al baño para asearse y, al salir, Lia lo esperaba con una taza de café caliente entre sus manos. Permanecieron varios minutos en silencio, sentados al borde de la cama, cada uno sumido en sus propios pensamientos sobre la noche anterior.

—¿Te sientes mejor? —esta vez fue él quien habló.

—No, tengo una resaca horrible. ¿Y tú, como estás? Siento que te hayas quedado dormido aquí en el suelo, debiste acostarte en el sofá.

—No quería dejarte sola, tenía miedo que te sucediera algo.

—Gracias por cuidarme, fue muy lindo de tu parte, pero igual siento vergüenza —hizo una pausa para recuperar el aliento—. ¿Quieres que prepare el desayuno?

—No, no es necesario, quiero pasar por mi casa antes de ir al ensayo, deben estar todos preocupados.

—¿Vas a trabajar hoy domingo?

—Si, tenemos la prueba de vestuario a primera hora y luego comenzaremos a ensayar todo el espectáculo con el sonido, las coristas y los bailarines juntos, faltan muy pocos días para el concierto.

—Me siento muy mal, por mi culpa vas a tener que hacerlo todo cansado.

—No pasa nada, anoche la pasamos tan bien que vale la pena. Tengo algo que darte —dijo mientras buscaba en los bolsillos de su chaqueta—. Estos son pases VIP para que puedan entrar a los ensayos y a los camerinos. Me gustaría que vinieran a verme uno de estos días, ya que no tendré tiempo de pasar por aquí.

Lia asintió sonriendo, era lo menos que podían hacer por él, además de que le encantaba la idea de ver cómo preparaban todo antes del show. Damir se levantó de la cama para marcharse.

—Será mejor que me vaya —se excusó— El día de hoy promete ser largo.

—Ojalá y todo salga bien, tengo muchas espectativas para ese concierto.

—Prometo esforzarme para que esa sea la mejor noche de tu vida.

Ella sonrió ante aquel comentario y caminó hacia la puerta del cuarto. Tras comprobar que David no estaba en la sala, le hizo señales a Damir para que la siguiera. El cantante le dio un tímido abrazo antes de salir, aunque no quería irse. Realmente su deseo era quedarse para aclararlo todo, pero simplemente no podía. Mientras bajaba las escaleras, Lia lo llamó nuevamente:

—¿Damir? —Por dentro deseaba preguntarle si habían compartido aquel beso o si todo lo que sentía en aquel instante era producto de un sueño, pero las palabras no salían de su boca—. ¿De veras no pasó nada más anoche?

El rostro del joven reflejaba incertidumbre. Quería gritarle que la había besado y que deseaba con toda su alma hacerlo de nuevo, pero no se sentía orgulloso de lo sucedido y temía lo que diría cuando supiera la verdad. Solo le quedaba esperar a que Lia recordara todo o encontrar el momento exacto para hablarle de sus sentimientos, que ahora estaban más claros que nunca: él la quería, mucho más de lo que hubiese imaginado, pero su pregunta era, ¿ella sentiría lo mismo? Se limitó a negar con la cabeza a modo de respuesta.

—Nos vemos pronto, Liana.

—Maneja con cuidado —fue todo lo que se le ocurrió decir.

Amor como un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora