🐺SIETE: LA CAMISA.🐺

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Namjoon le había avisado de su cambio de aroma y Vivi se lo había confirmado más tarde, así que aunque ese mismo día no pudo hacer más que pasar el día y ya, trató por todos los medios de mantenerse bien alejado de cualquier alfa y marcharse a casa pronto.

Pero al día siguiente había de nuevo otra maldita reunión y si la camisa blanca le quedaba grande, las otras dos le quedaban aún peor, así que suspirando pesadamente dio gracias a qué llegó cansado y ni si quiera se preocupó de recoger o echar a lavar la ropa que se quitó al volver a casa. Se puso la camisa blanca de nuevo, a pesar de que seguramente tendría pegada olor más dulzón del normal.

Odiaba aquello, desde que ya no estaba en pareja sus celos habían dejado de ser regulares, así que no sabía cuando le tocaba la llegada de uno y no se daba cuenta hasta que el calor comenzaba a afectarle o alguien le avisaba.

Por suerte, ya lo sabía, así que había tomado sus supresores, lo que mantendría a raya los síntomas hasta que terminase la semana y pudiese vivirlo tranquilo en casa.

En momentos así se regañaba a sí mismo por no haber encontrado un espacio solo para él. Debió haber buscado un apartamento cuando se quedó de nuevo soltero, pero no, su maldito lobo no quería estar solo y lloriqueaba por ser consolado por mamá.

Maldita sea.

Estaba más alerta, aunque era consciente de que los supresores hacían su trabajo y eso lo dejaba tranquilo. Aún así se sentía un poco sofocado y no sabía muy bien si era por la llegada del celo, o simplemente estaba agobiado por otra dichosa reunión que lo obligaba a vestir de forma incómoda.

En cuanto terminó se apresuró al baño, desabotonándose los botones por el camino, sin pensar en nada más que refrescarse y cambiarse de ropa.

Eso sí le gustaba mucho de su empresa, tenían taquillas para guardar objetos personales al lado de los baños.

Los aseos de alfas estaban bastante más alejados de los de los omegas y los betas, eso daba mayor tranquilidad y seguridad para casos como el de Jimin. 

No vio a nadie en el hueco de las taquillas, así que abrió la suya con rapidez, cogió su neceser y una camiseta básica que tenía bien doblada dentro, cerró y se quitó la camisa a toda prisa antes de entrar al baño de omegas.

Jungkook estaba en el aseo para betas, frotando tranquilamente su camisa blanca que había sido manchada con un café que tuvo que llevar a uno de sus superiores. Llevaba los auriculares puestos y en cuanto exprimió la tela por última vez salió hacia las taquillas, dejo caer la camisa en el banco de delante sin fijarse en nada más, sacó de su taquilla otra camisa bien doblada y planchada y entró de nuevo a su aseo para vestirse y colocarla bien.

Acto seguido, un apresurado Jimin salía por las puertas del baño de omegas y sin fijarse en que el amasijo de tela blanca que agarró estaba húmeda la guardo en una bolsa de plástico y se la llevó consigo para guardarla en su maleta, la cual estaba bajo su mesa.

Salió como alma que lleva el diablo para terminar todo su trabajo acumulado por las reuniones semanales, dejando en el suelo su camisa.

Mientras el beta se acomodaba el bajo de la camisa azul dentro de sus pantalones la música cesó en sus auriculares, dando paso a una llamada que aceptó con fastidio.

 Era Eunwoo y le decía que se apresurase en volver, pues el jefe requería su presencia.

Se sacó los auriculares guardándolos en su bolsillo, se apresuró en buscar su camisa sucia. A primera vista había desaparecido, pero luego vio tela blanca en el suelo al otro lado del banco. Se agachó con rapidez y sin molestarse en colgarla en la percha para que se secará la tiró dentro de la taquilla con prisa y se marchó hacia el despacho de Hyun Bin.

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Adorado fin de semana.

Jimin se desplomó sobre su cama con un quejido y cerró sus ojos.

Sus padres saldrían a cenar como cada viernes, así que eso le dejaba la casa para él solo.

No había quedado con ninguno de sus amigos, así que bajaría al salón, se pondría una película y pediría pizza. 

¿Había un mejor plan para un viernes?

Se levantó, escondió con el pie su mochila bajo el escritorio para olvidar el trabajo, aunque fuese por un día, y fue a ducharse.

Mientras secaba su cabello con una toalla frente al espejo miró su frasco de supresores y comenzó a contar los días que su amiga le dijo que había comenzado a cambiar su olor, sumándole que hoy había comenzado a notar su temperatura más alta y que los aromas de los alfas eran más fuertes a su nariz.

No quería tener que faltar al trabajo ahora, al menos no por mucho tiempo, pues con los nuevos clientes tenía muchísimo trabajo pendiente y no quería que se le acumulase aún más.

Movió el frasco entre sus dedos haciendo sonar las cápsulas y finalmente decidió dejarlo en su lugar. Era fin de semana, mejor no tomarlos, que le llegase el calor de golpe y estar bien en la semana que alargar su llegada, ¿no?






🐺Two is better than one🐺 (Kookmin)-OMEGAVERSE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora