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Maratón 2/3 <3

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Maratón 2/3 <3

Desayuno— 17 años

—¿Qué escuchaste?— le pregunté a Mia, quien estaba parada en el umbral de la puerta —Mia, necesito saber que escuchaste, reacciona—

Ella me observaba con sus ojos llorosos, y una expresión de angustia. Antes de poder responder, me estrechó entre sus brazos. 

—Perdón por espiar— susurró —Yo todo este tiempo creí que ustedes se amaban, nunca creí que... que...—

—¿Qué estamos obligados a convivir?— completé su frase, alejándome de ella —Era mejor que no lo sepas—

Mia me miró con preocupación, sus manos temblaban ligeramente mientras intentaba procesar la información. 

—¿Por qué no me lo dijiste antes?— preguntó, su voz llena de dolor— Pensé que éramos amigas, Marizza—

—Lo somos, Mia— aseguré —Eras mi única amiga en la mansión, y seguís siendo mi única amiga en esta casa... además, me avergonzaba que supieras la verdad, no quería que pienses cualquier cosa de mí—

—No tenes por qué sentir vergüenza— dijo con suavidad, tomando mis manos —Jamás te juzgaría por esto, no es tu culpa—

—Vos creías que lo nuestro era una historia de amor... estabas entusiasmada con la idea— baje la mirada —Por lo menos había una persona que me hacía imaginar otra realidad, y hacía olvidarme del hecho de que estoy obligada a casarme con el hombre que detesto... —

—¿Ustedes se odian?— preguntó confundida —No lo entiendo, Marizza, no te podes imaginar la desesperación de Pablo ayer cuando llegó a la casa y no te vio, y hoy, cuando regresé de hacer las compras, él corrió a la puerta pensando que vos habías regresado, él estaba desesperado por poder explicarte todo... yo te juro que todo este tiempo creí que se amaban—

—Él teme perderme— aseguré —Pero no por las razones que vos crees, si Pablo me pierde su padre lo asesinaría, firmamos un contrato, estamos obligados a casarnos, y el día que eso pase, yo heredaré algo de dinero y unas tierras de los padres de mi madre, si Pablo me pierde, pierde el negocio—

Mia se quedó en silencio, procesando mis palabras. Sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y comprensión.

—No puedo creer que todo esto sea un arreglo— dijo finalmente— El amor no existe, me rindo—

—El amor existe, pero no en esta casa— respondí con frialdad.

—Entonces... ¿no va a haber ningún bebe?— preguntó con su voz quebrada —Yo quería aprender a tejer para hacerle un gorrito...—

Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Mia, su inocencia y sensibilidad haciéndose evidentes en su rostro.

—A menos que sea del espíritu santo, no va a suceder— suspiré

Secretos de verano- PablizzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora