La cárcel—17 años
Las semanas pasaron en la fría prisión, digo, mansión Bustamante con una monotonía asfixiante.
Comencé a acostumbrarme a los lujos y formalidades, cada mañana tenía un desayuno completo esperándome. Los empleados de la familia no me dejaban ni siquiera revolver mi propio té, ellos hacían todo por mí. Cuando regresaba a mi habitación, luego del desayuno, me encontraba con el cuarto reluciente, las sabanas nuevas y en ellas, impregnado un dulce olor a fresas. Era como vivir en el palacio de Buckingham, junto a la familia real.
La única diferencia es que con la familia con la que convivo es realmente desagradable.
Tal vez, para cualquier otra chica de campo, que haya vivido con carencias toda su vida como yo, esta nueva vida sería como un sueño hecho realidad.
Pero no para mí, yo extrañaba mi pueblo, mis amigos, hasta a la escuela, daría lo que sea por regresar a clases, pero eso no era parte del contrato. Solo debía quedarme acá, hasta que el día de la boda llegue.
Vivir las veinticuatro horas del día con personas que me desprecian es similar a una tortura.
Todo sigue igual. Sergio y sus desprecios, la indiferencia de sus hijos mayores, Mora, que ya no puede ni siquiera mirarme a los ojos luego de todo lo que su familia me hizo. Tomás, que intenta ser mi único aliado en esa casa del terror.
Y por último, mi supuesto prometido. Pablo Bustamante, el menor de la familia. Para lo único que aparece por la mansión, es para acompañar a mi padre al médico cada tarde. Lo lleva en su auto, y luego lo trae de regreso. Papá siempre regresa feliz. Pero a mí, ni siquiera me dirige la mirada.
El tratamiento de papá avanza bien, y cada día me cuenta como el menor de la familia siempre lo lleva a merendar cuando salen de la clínica. No entendía como él podía querer tanto a Pablo, cuando lo único que hace es tratar con desprecio a cada persona que lo rodea.
En fin, podía acostumbrarme a todo con tal de ver la sonrisa de papá. Aguantaba los desprecios, los malos tratos, el encierro, pero si hay algo que no puedo tolerar es...
Agh, no puedo ni siquiera decirlo.
Hace unos pocos días, Sergio envió a uno de sus empleados a dejarme un sobre en mi cuarto.
Se cumplía el primer mes desde que yo llegué a la casa, y no tuvo mejor idea que festejarlo con una enorme fiesta de... compromiso.
Sergio organizó una fiesta de compromiso para Pablo y para mí, y yo me enteré cuando tuve ya la invitación entre mis manos.
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Secretos de verano- Pablizza
FanficFANFIC|| Cada verano, una familia adinerada llega al desconocido pueblo de San Esperanza, poniendo de cabeza al lugar. Con ellos, llega un oscuro secreto y un propósito peculiar: mantener a su hijo menor cerca de una chica de campo. Marizza, una jov...