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Incomodidad— 17 años

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Incomodidad— 17 años.

Le cantamos el "feliz cumpleaños" a Sergio, su esposa estaba a su lado con una sonrisa, y todos sus hijos a su al rededor aplaudiendo, como si en verdad lo quisieran.

Yo me quede allí, observando, sin poder entender como un solo hombre había decidido arruinarle la vida a sus cuatro hijos.

Cuatro chicos que podrían haberlo tenido todo, pero Sergio decidió pudrirles la cabeza desde que tienen memoria.

¿Y Mora? Ni siquiera tengo palabras para definir lo que Sergio le hizo a Mora.

Claro, que ningún Bustamante es un santo (bueno, tal vez el mío si) pero es la única manera que tienen de continuar, no conocen otra forma de salir adelante.

Mora se aferra a planificar una boda que ni siquiera es real, a ser feliz haciéndolo cuando en realidad lo único que hace es cumplir las órdenes de su marido, elige todo en torno a él. Finge estar contenta, como si esa vida fuera suficiente para hacerla feliz, pero sé que no lo es. Nadie podría ser feliz viviendo en esa jaula dorada.

Simón, por su parte, ha heredado lo peor de su padre. Él fue criado para ser como Sergio, y ahora se dedica a hacer la vida de los demás tan miserable como la suya. Lo peor es que ni siquiera lo hace por maldad, sino por desesperación, buscando desesperadamente la aprobación de Sergio, y para colmo, busca quedarse conmigo para obtener el lugar que cree merecer, me ve como un objeto que tiene que ganarse, para recuperar lo que le quitaron. Ni siquiera piensa en que soy la prometida de su hermano menor. 

Después, está Joaquín... el galán triunfador, el chico perfecto, o al menos eso es lo que quiere que todos crean. Soberbio, engreído, siempre con esa sonrisa arrogante que parece decir que el mundo le pertenece. Pero, al igual que el resto de los Bustamante, él también lleva una máscara. Una máscara que oculta su soledad, su necesidad de ser visto y valorado por algo más que su imagen. Él cree que su vida está bajo control, que con su éxito puede impresionar a todos, pero en el fondo... está tan solo como el resto. A veces, me pregunto si Joaquín tiene verdaderos amigos, si realmente hay alguien que se interese por él, alguien con quien pueda ser él mismo. Lo dudo. 

Y Tomás... ¿qué puedo decir de él? Tomás es invisible. 

Siempre lo fue, él no destaca entre sus hermanos, y parece usar esa invisibilidad como una forma de protección. Nadie en su familia se fija en él, ni lo ve realmente, y él lo prefiere así. Tal vez, lo mejor que se puede hacer en una familia como esta, es pasar desapercibido... pero Tomás no deja que nadie lo conozca de verdad, él siempre está, pero jamás es el centro de atención, está estudiando medicina pero nadie sabe nada al respecto de como le va, nunca menciona si le gusta alguien, o si tiene amigos... su vida pasa completamente desapercibida.

Tomás no solo se esfuerza en pasar desapercibido, sino que parece haber renunciado a la idea de ser parte de algo o de alguien. Y tal vez... tal vez todo esto empeoró desde que Sergio lo echó de la casa hace unos meses. No lo mencionan, no lo comentan, pero la realidad es que Tomás ya ni siquiera vive con ellos. A veces me pregunto si su propio padre se acuerda de que lo echó. A Tomás lo obligaron a irse de su casa de un día para el otro, y nunca nadie lo recuerda, se volvió aún más invisible de lo que era, desapareció de la vida de los Bustamante, y la familia sigue funcionando como si él nunca hubiera estado.

Secretos de verano- PablizzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora