Leí que quieren una maratón... abajo van a tener novedades!
borrachera— 17 años
Marzo transcurrió entre desorden en mi casa, desorden en la escuela, y desorden en mi vida, técnicamente.
Pero estaba bien, era un caos manejable. Con no tener que estar nuevamente encerrada en la mansión Bustamante me alcanzaba, era más que suficiente para mí.
Por las mañanas, Mia y yo íbamos al colegio, ella era super sociable con todos, yo prefería ser más reservada, no quería sentirme expuesta. Aún así, mis notas eran las mejores.
Al mediodía, regresábamos, almorzábamos juntas, luego, ella comenzaba a hacer su trabajo, dejando la casa impecable, mientras que yo iba a visitar a mi padre, a Manuel, a Pilar o a Tomás, aprovechando que Pablo no regresa hasta las seis de la tarde. Si, me aprendí sus horarios.
La remodelación continuaba en pie, poco a poco la casa iba a tomando forma. Era hermosa, especial.
Yo regresaba todos los días cinco minutos antes de que Pablo lo haga. Él pasaba a mi lado sin saludar, cenaba en su oficina y yo en el comedor. Luego, cada cual se iba a su habitación.
Al día siguiente, se repetía la misma rutina.
Comenzando los primeros días de abril, noté que nada cambiaría.
Hay un dicho, que creo que se usa en alcohólicos anónimos o algo así, pero lo vamos a aplicar acá también. Nada cambia si nada cambia.
Es decir, que yo debía hacer algo, por más pequeñito que sea si quería que las cosas sean diferentes, para bien o para mal. Pero yo me reusaba a salir de mi zona de confort. Tenía miedo a avanzar, por más que lo que siga sea algo malo, o bueno, tengo miedo.
En lugar de eso, me aferró a la rutina, cruzando los dedos para que las cosas no empeoren aún más.
Fue un viernes, en plena clase, cuando ocurrió algo que rompió mi rutina. Gracias a dios, porque me estaba aburriendo demasiado.
Felicitas, una de mis nuevas compañeras, se acercó durante el recreo con una sonrisa demasiado entusiasta para mi gusto.
—Marizza ¡tienes que venir a mi casa cuando salgamos del colegio! —exclamó, casi saltando de emoción —Por favor, si vos no venís, Mia tampoco lo hará, y nosotros queremos que las dos estén—
Felicitas era una de esas chicas con las que Mia siempre esta, parece buena, buenísima, pero nunca tuve intenciones de hacer nuevas amigas, con las que tengo me alcanza y sobra.
—No sé, Feli —respondí, intentando esquivar la invitación —No conozco a nadie, voy a estar incomoda, díganle a Mia que ella puede ir sola si quiere, no hay problema con eso—
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Secretos de verano- Pablizza
FanficFANFIC|| Cada verano, una familia adinerada llega al desconocido pueblo de San Esperanza, poniendo de cabeza al lugar. Con ellos, llega un oscuro secreto y un propósito peculiar: mantener a su hijo menor cerca de una chica de campo. Marizza, una jov...