• 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏 •

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5...

El corazón le palpitaba a la misma velocidad que los jugadores pateaban el balón. Los segundos parecían durar horas.

4...

Apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se habían tornado blancos.

3...

Junto a él, sus compañeros se mordían las uñas, los labios, y agitaban las piernas con impaciencia.

2...

Algunos ya estaban dando pequeños pasos hacia el límite del campo. Ya estaba hecho. No quedaba nada.

1...

Vamos, coño, pita.

¡Se acabó!

El silbato del árbitro, alto y claro, señalizó el fin del partido. Todo el estadio estalló en rugidos de celebración. Los miembros del equipo que no estaban jugando corrieron como locos hacia el campo para abrazar a sus compañeros. Los jugadores se tiraban al suelo, unos sobre otros, lloraban, gritaban, no se lo podían creer.

Acababan de ganarle a Inglaterra. Era oficial. Eran campeones de Europa.

Era una sensación que nunca antes había sentido. Imposible de describir. Sentía euforia, ganas de llorar, de correr, de gritar, de pegarle un golpe a algo. Todo a la vez, entremezclado en una cabeza demasiado nublada para comprender del todo la situación.

Pablo, haciendo caso omiso a su lesión, corrió desenfrenado al campo. Se abrazaba con todos los jugadores con los que se encontraba. Le daba igual que estuviesen sudados y manchados de la hierba del campo. Le daba igual que su pierna doliese. Le daba igual todo en aquellos momentos. Lo único en lo que podía pensar era en que habían ganado, joder, y nada iba a arruinarles aquel momento de victoria a los chicos de la selección española.

-¡Gavi!- Pedro, con lágrimas en los ojos y las mejillas enrojecidas, se abalanzó a abrazarle. El propio Pablo tampoco pudo contener el llanto. Los dos amigos, ambos lesionados, ambos sin haber podido jugar en la final, pero que ahí estaban, empapándose en una victoria que también era suya.

-Pedro.- se escondió en los hombros de su amigo, manchándole la camiseta de lágrimas. Era la primera vez que lloraba de alegría.- Hemos ganado, joder. ¡Hemos ganado!

-Sí, joder, sí.

Siguió celebrando con el resto de sus compañeros. Unai lo abrazó con tanta fuerza que pensó que iba a romperle algún hueso. Los reporteros habían saltado las vallas y corrido al campo, hambrientos por una foto, un vídeo, unas declaraciones de los hombres del momento, los "héroes de España", en aquel día que, sin duda, haría historia. Llevaban doce años sin llevar la eurocopa a casa.

𝐌𝐢 𝐫𝐞𝐢𝐧𝐚 | 𝐆𝐚𝐯𝐢 𝐲 𝐋𝐞𝐨𝐧𝐨𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora