• 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟑 •

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El día que la Familia Real volaba a París había amanecido con un cielo limpio, despejado, un sol radiante y el habitual calor madrileño que probablemente no aflojaría hasta, como mínimo, principios de Octubre.

En aquella ocasión, los cuatro miembros; Felipe, Letizia, Leonor y Sofía se dirigían a París, pues no querían perderse la ansiada ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, que tendría lugar aquella misma tarde.

En la pista de aterrizaje les esperaba el Falcon, que los llevaría a la capital francesa en poco más de una hora de trayecto. Leonor planeaba leer durante todo el vuelo, esperando que no le molestase ninguna turbulencia. Se había comprado una novela romántica para adolescentes, quizá un poco empalagosa y precedible, pero que la tenía enganchada. Leonor había pasado toda su adolescencia leyendo libro romántico tras libro romántico, la hacían anhelar vivencias que nunca había experimentado, o por lo menos, que no había experimentado hasta hacía escasos días.

El vuelo fue tranquilo y sin ninguna molestia. Sus padres habían pasado el trayecto hablando animadamente con su hermana de cualquier cosa. Leonor, con la cabeza metida en su libro. El sol que había brillado en Madrid desapareció rápidamente cuando aterrizaron en París. En su lugar, les recibió un cielo cubierto de nubes oscuras que anunciaban lluvia.

-Menuda lástima de tiempo.- se lamentó su madre. Desde luego que no era el clima ideal para una ceremonia de apertura en la que los atletas de cada país iban a cruzar el Sena en barco.

Antes de la ceremonia, un chófer que hablaba español con un espeso acento francés llevó a la Familia Real al Ritz, donde se alojarían durante aquellos días. Tenían que cambiarse de ropa para la ceremonia, ponerse unos atuendos algo más formales, lo propio para la apertura de un evento que sólo se celebraba una vez cada cuatro años. Además, probablemente tuviesen que estrechar unas cuantas manos de políticos franceses que asistirían al evento y, naturalmente, la de Emmanuel Macron, quien había presidido la República Francesa y encargado de inaugurar los Juegos.

Su padre y su madre se alojaban en la suite presidencial, mientras que las dos princesas tenían una suite para cada una, aunque algo más pequeña. Desde que Leonor había cumplido los dieciocho se había alojado en habitaciones propias en los hoteles. Le encantaba tener un espacio propio, sin tener que compartirlo con nadie.

La habitación en la que se alojaría durante aquellos días era espaciosa y opulenta, lo esperable de un hotel como el Ritz. La Familia Real siempre viajaba con estilo. Una cama de matrimonio, un pequeño salón en cuya mesita de café había una cesta envuelta en plástico y atestada de dulces y pequeños artículos de perfumería, cortesía del hotel. Un baño igual de grande, con una gran bañera de hidromasaje. Tras las delicadas cortinas blancas se escondían unos grandes ventanales, y una puerta doble daba a una terraza desde la que se podía ver, en todo su esplendor, la torre Eiffel.

𝐌𝐢 𝐫𝐞𝐢𝐧𝐚 | 𝐆𝐚𝐯𝐢 𝐲 𝐋𝐞𝐨𝐧𝐨𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora