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Cuidando de no hacer ruido, Pablo entró en la habitación en la que habían pasado la noche Pedro y Alicia. Dentro hacía mucho calor y había un fuerte olor a cerrado, sudor y un ligero aroma residual a sexo. En el suelo, ropa tirada. Alicia y Pedro dormían, cada uno con el cuerpo en una dirección. Ella se había puesto por encima una camiseta ancha y su ropa interior. Él dormía en calzoncillos. Según había abierto la puerta, se había asegurado de que no estuviesen en el acto antes de entrar, aunque no sería la primera vez que veía a su amigo follar con una chica.
Cuando quería, Pedro podía ser muy capullo. Un día que jugaban un partido en Madrid y los dos jóvenes compartían habitación, Pedro se había llevado a un ligue al hotel, y se la había follado en su cama mientras, en la otra, Pablo, cara vuelta hacia la pared, intentaba quedarse dormido. Para devolvérsela, a las semanas, cuando jugaron un partido en Bilbao, Pablo se folló también a una chica mientras Pedro estaba intentando dormir en su cama. Ese era el tipo de relación que tenían: muy guasona, muy íntima, muy estúpida a ratos. El tipo de relación a esperar de dos chicos jóvenes cuya adolescencia se había visto interrumpida por una vida adulta que les había llegado antes de tiempo por su profesión. Juntos se comportaban como dos auténticos niñatos, y en ocasiones se metían mucho con el otro y se hacían bromas de mal gusto, pero Pablo sabía que Pedro daría la vida por él, al igual que Pedro sabía que Pablo daría también la suya por su amigo. Pedro era, después de sus padres y su hermana, la persona que más quería Pablo en el mundo.
En medio de la oscuridad, Pablo gateó por el suelo de la habitación, a sabiendas de que, si su amigo se despertaba, se le acababa el chollo. Iba tanteando una a una las piezas de ropa desperdigadas por el suelo, tratando de encontrar los pantalones que Pedro había llevado la noche anterior. Sus manos encontraron una especie de envoltorio, de tacto suave, que estaba junto a una camiseta. Dejó los dedos unos instantes, tratando de descifrar, sin poder ver nada, qué era aquello, hasta que sintió bajo sus yemas un líquido tibio, y se dio cuenta entonces de que estaba tocando un condón usado. Hizo toda la labor de contención del universo para no gritar de puro asco.
Me cago en todo, me cago en todo, me cago en absolutamente todo.
Rápidamente frotó la mano contra la madera del suelo, tratando de limpiarse el fluido de los dedos. Pedro era un caso: mira que dejar los preservativos usados por ahí, en lugar de tirarlo a la papelera como todo hijo de vecino...
Por fin, tras tantear un par de artículos de vestimenta más, sintió bajo sus manos tela vaquera. Lo tomó en sus manos y lo desenrolló. Efectivamente, los vaqueros de Pedro. Palpó los bolsillos hasta sentir la dureza en el delantero derecho. Ahí estaban, brillantes y afiladas, las llaves de su coche. Su amigo no le dejaría conducir su preciadísimo Porsche ni en un millón de años, pero, estando él completamente K.O en la cama, no necesitaba de su permiso.
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𝐌𝐢 𝐫𝐞𝐢𝐧𝐚 | 𝐆𝐚𝐯𝐢 𝐲 𝐋𝐞𝐨𝐧𝐨𝐫
Fanfiction" 𝐍𝐨 𝐨𝐧𝐞'𝐬 𝐞𝐯𝐞𝐫 𝐡𝐚𝐝 𝐦𝐞, 𝐧𝐨𝐭 𝐥𝐢𝐤𝐞 𝐲𝐨𝐮 " Gavi y Leonor se conocen en un evento institucional. Él, como ganador de la Eurocopa. Ella, como futura soberana. Como en cualquier historia, un chico y una chica se enamoran. Sin emba...