• 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟗 •

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(Recomiendo encarecidamente leer el episodio con la canción de arriba, y leer la letra, que me parece que encaja muchísimo con la historia. Disfrutad de este desenlace <3)

Huía.

No sabía hacia dónde, sólo sabía de quién. El palacio que tan grande había parecido toda su vida de repente se le antojaba diminuto, no había lugar donde esconderse. El vestido que tan bonito le había parecido ahora le estaba resultando incómodo y constrictivo. Podía escuchar un segundo par de pisadas tras ella, las duras suelas de unos elegantes zapatos de vestir retumbando por los pasillos, a una velocidad infinitamente mayor que ella. Malditos tacones.

-¡Leonor, espera!

Pero ella no hacía caso a sus súplicas. Ni siquiera de atrevía a volver la cabeza. Sus pisadas la condujeron al patio, a la noche. Se escuchaba el chirrido de los grillos romper el silencio que se respiraba en los jardines. Soplaba un poco de fresco, casi se podía saborear el final del verano.

Dio un par de pasos vacilantes por el césped, contemplando los muros, sabiendo que de allí, no pasaba. Estaba comenzando a sopesar la disparatada idea de escalar los muros y huir al bosque en cuanto escuchó una voz, su voz, a sus espaldas.

-Leonor, para, por favor.

Escuchar su nombre en su voz bastó para sentir cómo el llanto comenzaba a asentarse en su pecho. No. No iba a llorar. No tan pronto, por lo menos.

Se volvió hacia él, dándose cuenta de lo poco preparada que estaba para volver a verlo. Tan guapo, tan triste, la emoción brillaba en sus ojos pardos, esos que tanto le gustaban, al igual que su rostro afilado, que sus labios curvos o sus dientes un poco separados. El enfado de su cerebro no pudo combatir a su corazón, que seguía latiendo igual de desbocado por él.

Su mente traicionera no pudo evitar tener el pensamiento de que en aquellos jardines fue donde vio a aquel futbolista sevillano meterse en La Zarzuela. Cómo habían cambisdo las cosas desde aquel entonces; cómo había cambiado ella, en tan poco tiempo. Si no le hubiera seguido, si no le hubiera visto romper aquel jarrón y si no hubieran hablado jamás...¿qué sería de su vida en aquellos momentos? Probablemente no le hubieran roto el corazón, eso seguro. Y probablemente tampoco hubiera podido saborear la felicidad que experimentó durante aquellos breves días de verano. ¿Había merecido la pena?

-Déjame en paz.- logró decir.

-Por favor, escucha lo que tengo que decirte. No puedo dejar que vuelvas a irte sin hablar contigo primero.

𝐌𝐢 𝐫𝐞𝐢𝐧𝐚 | 𝐆𝐚𝐯𝐢 𝐲 𝐋𝐞𝐨𝐧𝐨𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora