• 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟗 •

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Las luces de la piscina proyectaban destellos azules por todo el césped del patio trasero. Con sus cubatas en mano, los cinco salieron afuera. Lamine se inclinó para meter una mano en el agua.

-Está de puta madre.- sin perder el tiempo, se quitó los zapatos, la camiseta y las bermudas, lanzándose al agua en bomba.

Pedro y Pablo, un poco más tímidos, se limitaron a quitarse los zapatos y sentarae en el bordillo, metiendo los pies en el agua. Contemplando la escena, todavía junto a la puerta corredera, Alicia chasqueó la lengua.

-¿Sabes qué estoy pensando? Que tú y yo podemos ponernos un bañador en condiciones. ¿Me acompañas arriba?- dijo, pegándole un codazo a su amiga para que pillase que, más que una proposición, era una orden.

Subieron al dormitorio de Alicia, que, en uno de los cajones del armario empotrado, guardaba unos cuantos bikinis para los fines de semana que pasaba allí.

-Tía, quiero tirarme a Pedri.- sentenció, sosteniendo la parte de arriba de un bikini azul.

-En plan...¿hoy?- Leonor estaba sentada en la cama, con las manos en las rodillas.

-Sí, claro que hoy. ¿Tú has visto cómo me mira? Esta noche cae. Si folla igual de bien que besa...

-Estáis borrachos los dos. ¿No sería mejor idea esperar a que estéis sobrios?

-No, no. Así mejor: cuando estoy bebida es cuando más lanzada estoy. Hay que aprovechar.

-Pero...¿te has preparado?

-¿Estás preguntando si he traído condones? Pues sí, cari. Claro que he traído. De sobra, por si acaso tú los necesitas también; nunca se sabe.

-¡Alicia!

-Vale, vale. Pero si se da, tú pídeme. Venga, ayúdame a elegir, ¿cuál me pongo?

Le mostró dos bikinis: uno con una parte de arriba triangular de color verde menta, y el otro con una parte de arriba redondeada de color mostaza con flores blancas estampadas. Las partes de abajo de ambos dejaban muy poco a la imaginación.

-El amarillo.

-Perfecto. El otro para ti, entonces.

-¿Qué dices?¡Ni hablar!- exclamó, horrorizada ante la idea de embutirse en algo tan escueto.

-¿Prefieres bañarte en ropa interior?

-¿No tienes ninguno que cubra un poco más?¿O un bañador?

-Pues no, amore. Este es el armario de una chica de dieciocho años, no el de mi abuela de ochenta. Todos son de tanga, así que da igual el que elijas.

Leonor estaba completamente mortificada. Ya de por sí le daba vergüenza estar en presencia de aquellos chicos, en la de cualquier chico, en realidad, como para estar con ellos llevando algo tan mínimo, para que ellos pudiesen ver su cuerpo y todo aquello que ella odiaba de él.

𝐌𝐢 𝐫𝐞𝐢𝐧𝐚 | 𝐆𝐚𝐯𝐢 𝐲 𝐋𝐞𝐨𝐧𝐨𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora