Capítulo 23

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     Yosetsu despertó de golpe y lo primero que vio fue un color blanco casi cegador, se sentó notando que estaba en la enfermería.

     — Así que perdí, ah... diablos — si debía ser sincero, estaba satisfecho con su desempeño, pero eso no evitaba su amargura por la derrota.

     — Yosetsu-kun

     El moreno reconoció la voz de Izuku, al girar la cabeza lo vió a el y a Ibara sentados junto a su camilla. Quiso decir algo, pero la Shiozaki habló primero.

     — Antes que nada, Awase-san, ¿Podrías soltar a Izuku? — Yosetsu se confundió ante eso, al menos hasta que el Midoriya levantó su codo, percatandose sólo entonces del hecho de que sus dedos estaban pegados al mismo. Entonces rápidamente activó su Don y se despegó de él.

     — ¿Tu dedo esta bien Izuku? Y... ¿como terminé pegado a ti? — cuestionó confundido, aunque los peliverdes se miraron entre sí, como si no entendieran de que hablaba.

     — Mi dedo ya esta bien, solo fue un desgarró pero... — aclaró Izuku rápidamente mostrando su dedo ya sano — ...Yosetsu-kun ¿No recuerdas como terminó nuestra pelea? — ladeo la cabeza con duda.

     — Solo recuerdo que me partiste la cara — respondió Yosetsu en tono de broma, aunque el Midoriya se sintió un poco mal al escuchar eso — Por cierto, felicidades por la victoria viejo.

     — ¡Tu también lo hiciste bien! — se apresuró a elogiar el Midoriya.

     — Más que bien Awase-san — complementó Ibara.

     — Gracias chicos, pero ahora que estoy fuera ¡Más vale que gane alguno de los dos! — el moreno dijo esas palabras mientras alzaba el pulgar en señal de apoyo.

     — ¡Haré todo lo posible! — exclamó Izuku.

     — Será una pena tener que patearle el trasero a Izuku, pero te prometo ganar Awase-san — bromeó Ibara.

     Los tres sonrieron, la amistad y el apoyo mutuo que tuvieron desde el día en que se conocieron no hizo más que aumentar con el paso del tiempo.

     — En fin, entonces, ¿Qué demonios pasó al final de la pelea? — preguntó el moreno ya no aguantando la curiosidad, aunque justo en ese momento alguien entró por la puerta de la enfermería.

     — ¿Yaoyorozu-san? — Izuku nuevamente inclinó la cabeza, de vez en cuando podía llegar a olvidar la cercania que ambos sub delegados compartian.

     — Hola chicos, Yosetsu-kun ¿Estas bien? — preguntó la pelinegra acercándose a la camilla.

     — ¿Qué hay Momo? Estoy bien, este cabeza de brócoli necesita mucho más para hacerme daño — comentó el Awase en tono de broma dándole una palmada a Izuku.

     — ¡Ambos lo hicieron muy bien!

     — Mmm... — Ibara se toco la mejilla con el dedo como pensando en algo — Izuku, será mejor que nos vayamos, hay que prepararnos para nuestras peleas.

     — ¿Ah? — Izuku no entendía exactamente la razón, después de todo aún tenían tiempo de sobra — ¡O... oh, si! ¡Tienes razón! — al menos hasta que Ibara le lanzó una mirada no muy amigable — Nos vemos luego Yosetsu-kun, Yaoyorozu-san.

     — ¡Oye! — objetó el pelinegro — ¡¿No van a responder mi jodida pregunta?!

     — Pregúntale a Yaomomo — dijo simplemente Ibara antes de tomar a Izuku por el brazo — ¡Deséenos suerte! — y con esas últimas palabras, los peliverdes salieron por la puerta.

《PARADOJA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora