Rumores de un Corazón Desgarrado

-Capítulo VIII-

Ya ha pasado un mes desde que dejé lo mío con Ethan, me siento muy tranquila después de ello, me dio muy igual sinceramente. Me he acercado mucho a Alan, Matthew y Daniel en este último tiempo. Mis amigos han empezado a molestarme con Alan y otros me han empezado a molestar con Matthew, pero Alan es un amigo que nunca podría ver con otros ojos, o por lo menos eso intento creer.

-Tenía novia, pero la verdad es que lo he dejado con ella, no parecía tener mucho interés en la relacion- me dice Sir Han, un compañero de Gestión del que me he hecho amiga, aparte de Matthew y Nicolette, solo hablo con él.

-¿Y cuánto tiempo llevaban juntos?- pregunto mientras intento resolver unos ejercicios del Libro de Diario, algo relacionado con la contabilidad.

-Apenas teníamos unos tres meses, así que no me ha importado tanto- dice levantando los otros, mientras me voltea a ver- ¿Y tú, tienes novio?- dice moviendo las cejas de manera pícara.

-No, no lo tengo, estaba intentando algo con una persona, pero el chico es un completo imbécil así que lo he mandado a la mierda- le digo volteandolo a ver, cuando noto que se acerca a mi oído.

-A mí se me hace que tú le gustas a él- me susurra en el oído haciéndome una señal con la cabeza hacia donde está Matthew.

-No digas tonterías, solo somos amigos- le digo volteando los ojos con una pequeña sonrisa.

-Pues la verdad es que nunca me quita la mirada cuando te hablo, y una mirada bondadosa, la verdad no es- dice y hace un puchero.

-Pues quién sabe que le has hecho para que te haga esa mirada, pero no creo que sea por mí- le digo mientras me levanto, Don Cheeto nos ha hecho una señal de que ya podíamos salir.

-Ya verás quién es el que tiene razón- dice saliendo del salón, a lo que yo lo sigo, cuando miro hacia mi izquierda en el pasillo, veo a Sam conversando con Ana, es una compañera de nosotros que ha estado en nuestro grupo desde segundo año de secundaria.

Ana era muy amiga mía, solíamos hablar todos los días e incluso iba a su casa de vez en cuando, es una chica bajita, de cabello negro que siempre trae corto, y una personalidad muy curiosa, a veces es divertida y a veces es muy seria. Cuando estábamos en tercer año de secundaria, en un día que fui a visitar a Ana, ella me dijo que gustaba de mí, eso me creo muchas confusiones, nunca me había cuestionado realmente si me gustaban las chicas al igual que me gustaban los chicos, pero ese mismo día, nos dimos un beso, antes de salir de su casa.

Terminé aceptando que tal vez Ana también me gustaba un poco, tenía algo en su personalidad que simplemente llamaba mi atención. Una semana después de su confesión, ambas fuimos invitadas a una fiesta de cumpleaños, donde Ana conoció a un chico, al pasar una semana nuevamente, me dijo que ella y ese chico habían empezado a llevar una relación.

En el momento que Ana me dijo que estaba saliendo con un chico, me sentí muy triste, pues después de toda la confusión que causó en mí al decirme que le gustaba e incluso empezar a llamarme "amor", había logrado despertar cierto interés en mí. Seguimos conversando como de costumbre, nunca dejó de llamarme "amor" ni tampoco de coquetear conmigo, hasta que un día el chico miró nuestra conversación y ella fue obligada a dejar de hablarme, desde ahí nuestra amistad terminó por completo.

-Yo creo que Sam gusta de Ana, ¿no crees?- me dice Bastian, mientras me toma del brazo, sacándome de mi ensoñación.

-Pero Ana, todavía sigue con ese odioso chico, ¿no es así?- le digo con intriga, pues Bastian, o mejor conocido como "Ceviche", debido a que descubrimos que no le gusta el ceviche, entonces ese es su apodo, es muy cercano a Ana.

-Sí, siguen juntos, pero Ana se ha hecho muy cercana a Sam, siempre están pegados y al parecer es un gusto mutuo- dice Ceviche mirándome con una mueca en la cara- Ana y ese chico no llevan bien las cosas, entonces supongo que Sam ha logrado que ella se confunda.

-Si él se da cuenta de esto, podría jurar que lo mataría- el novio de Ana, es un caso...especial, es muy celoso, demasiado agresivo e incluso ella casi que no puede tener amigos, ya sean hombres o mujeres, porque él no se lo permite, ahora imaginar si se da cuenta que su novia gusta de otra persona, no creo que le vaya muy bien a Sam.

-Tienes razón, Erika y yo hemos tenido que ocultarle muchas cosas a él, solo por cubrir a Ana, pero no sé si al final Ana lo dejará para estar con Sam, o no- dice mientras comenzamos a caminar hacia el sótano.

Al fin podremos almorzar, luego de esto, tenemos que bajar a Pabellones, ahí recibíamos clase de matemáticas, con Lucrecia, la mejor profesora de matemáticas que existe. Bastian y yo nos dirigimos hacia el final del pasillo, justo donde se ubican unos lockers y la fotocopiadora, siempre nos sentábamos aquí para almorzar cuando estamos en el Central, mientras esperábamos al resto.

(..)

-Ten, aquí tienes tu suéter, te agradezco mucho dejarme usarla- le digo a Matthew en la salida, durante este mes le he pedido muchas veces su suéter y él amablemente siempre me la presta.

-No te preocupes, te queda mejor a ti, que a mí- me dice con una sonrisa, pero puedo notar como sus mejillas se vuelven rosas poco a poco.

-Me queda gigante, pero aún así te agradezco, un día la llevaré a casa para lavarla- le digo mientras me acomodó el bulto del lado derecho.

-No es necesario, al final del día, siempre huele a tu perfume y eso está bien- dice y me logra poner un poco nerviosa.

-Ammm, no sé si debería dejarlo oliendo a mi perfume, pero espero que no te moles...-digo a Matthew antes de que Daniel me interrumpiera con un abrazo de despedida, miro a Matthew a la cara y noto como hace un mohín.

-Adios, Jos, nos vemos mañana- dice Daniel soltandome y acercándose más a Matthew.

-Adiós a ti también, Matth- dice dándole la mano en señal de despedida.

-Nos vemos luego- digo moviendo mi mano también.

-Daniel y tú se llevan muy bien, ¿verdad?- le digo a Matthew, pues siempre los veía juntos, con el resto, pero a esto Matth pone una mueca.

-Nos llevábamos bien, pero últimamente me incómoda un poco su manera de actuar- dice de manera seria.

-Oh...entiendo.

-Sí, pero bueno, nos vemos mañana- dice acercándose a mí mientras me da un pequeño abrazo y echa a andar hacia su parada de autobús, entonces yo hago lo mismo, hoy nuevamente iré caminando a casa, el sol no está muy fuerte y tengo ganas de caminar.