-Capítulo XXIII-

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Me encontraba nerviosa por su respuesta. En un momento de impulso, o quizás de imprudencia, había enviado la imagen, y los minutos parecían arrastrarse interminablemente. Dejé el celular en la cama y decidí ir con mi madre y mi tía, con la esperanza de que su compañía hiciera que el tiempo pasara más rápido.

A pesar de mi esfuerzo por distraerme, mi mente no dejaba de pensar en el mensaje. Sentía mi cuerpo tenso y mis nervios a flor de piel. Mi rostro se iluminaba con una sonrisa tonta que intentaba ocultar de mi madre, quien no sabría que su hija, la menos propensa a creer en el amor, había terminado enamorada de alguien que no esperaba. Cada vez que escuchaba su nombre, no podía evitar sonreír.
Después de un rato, no pude resistir más y fui a buscar mi celular. Al ver la notificación de Matthew, mi corazón empezó a latir con más fuerza. Abrí el chat y leí su mensaje:

Matthew (en línea)

-No es necesario.

- ¿Por qué no lo sería?

-Porque yo ya...
-No... olvídalo.

-Hey, no puedes dejarme así. Dime.

-Me da vergüenza.

-Dime, no me dejes con la curiosidad.

-No es necesario, porque
yo ya lo estoy.

Al leer su mensaje, una emoción incontrolable se apoderó de mi pecho. Aunque solo era un mensaje, la confesión estaba allí, clara y sincera. Después de tanto pensarlo, él realmente había decidido abrirse y expresar sus sentimientos. Ahora, debía dejar el miedo atrás y confesar los míos; necesitaba reunir el valor para ser sincera.

A pesar de todo el tiempo que pasé hablando con Ethan, nunca llegamos a tener algo serio. Nunca he tenido una pareja y, a lo sumo, he dado dos besos de verdad. Esta es una nueva experiencia para mí, y el hecho de que alguien haya mostrado un interés genuino en mí me tiene pensando. Tal vez, solo tal vez, esta vez pueda ser diferente.

(..)

Finalmente había llegado la temida semana de exámenes. Hoy era miércoles, y nos tocaba el examen de español. A pesar de que me gustaba el idioma, la profesora Rachel había logrado que detestara la materia. Solo en los momentos de interpretación lograba captar un poco de mi atención. Estaba afuera del salón, esperando la entrada al siguiente examen: química.

-Jos -escuché a mi lado. Al voltear, me encontré con la mirada de Lisa.

-Dime.

- ¿Entiendes este tema? -me preguntó, mientras abría su cuaderno y me mostraba algunos ejercicios.

-Sí, mira, solo tienes que hacer la configuración electrónica tomando como primer número el gaseoso que se encuentra arriba del elemento... -le expliqué, mientras veía a Sam acercarse y abrazarnos a las dos. Él siempre ha sido muy cariñoso, así que no me sorprendió su gesto.

- ¿Entendiste? -le pregunté a Lisa.

-Sí, ahora sí, gracias -respondió, dándome una sonrisa.

-Joselyne -me llamó Sam. Lo miré curiosa.

- ¿Qué pasa?

- ¿Sabes por qué Matthew me está mirando así? -preguntó, señalando hacia el fondo del pasillo con la cabeza. Giré la vista y vi a Matthew observándonos. Su rostro serio y sus ojos azules, completamente oscuros, me dieron la impresión de que podría estar molesto.

-Déjame intentar algo -dijo Sam antes de abrazarme. Lisa nos miraba con una sonrisa de picardía.

- ¿Qué haces? -le pregunté.

-Él está celoso -respondió, sonriendo. Me separé del abrazo y miré nuevamente a Matthew, dudando si acercarme o no.

-No lo pienses, solo ve -me instó Lisa, mientras se acomodaba en las piernas de Sam. Me sorprendió ver que todos parecían notar mi atracción por Matthew, menos él. Asentí y me levanté, caminando hacia Matthew, que estaba recostado contra la pared al fondo del pasillo. Cuando estuve lo suficientemente cerca, pasé mis manos por su cintura, envolviéndolo en un abrazo y mirándolo a los ojos.

- ¿Qué tienes? -le pregunté, mientras el aroma de su colonia inundaba mis sentidos, y las ganas de acercarme a su cuello para olerlo mejor casi me vencían.

-No tengo nada -respondió, un poco serio.

-Entonces... ¿por qué nos mirabas así? -pregunté, con curiosidad.

- ¿Así? -Asentí ante su pregunta- ¿Así cómo? -volvió a preguntar, con un tono de voz que solo lo hacía parecer más atractivo. Su rostro, que normalmente era tierno y juvenil, se volvía más intenso cuando sus ojos perdían su claridad y se volvían oscuros.

-Pues tus ojos, casi celestes, parecen rozar el azul marino. Con esa seriedad que llevas hoy, pareces molesto -le dije, mientras me acurrucaba más cerca de él. Estaba decidida a que notara cuánto me gustaba.

-No estoy molesto, y mi cara es normal -respondió, con un tono que no lograba convencerme del todo. Sin embargo, decidí que más adelante averiguaría la verdad.

- ¿Te puedo decir algo, Matty? -le pregunté suavemente.

- ¿Qué es? -preguntó, mirándome con curiosidad.

-Aunque pongas esa cara seria, sigues viéndote guapo -le dije, sonriendo antes de soltarme del abrazo, dar media vuelta y caminar hacia el salón. La vergüenza me invadió, así que preferí irme antes de que él notara mi sonrojo.
Al llegar al salón, me encontré con Sam y Lisa, quienes me miraban con expresiones de curiosidad. Era imposible ocultar mi cara de enamorada, así que los dejé ser y tomé asiento, esperando a la profesora que nos supervisaría durante la prueba.

(...)

-Esta prueba me ha dejado sin estabilidad emocional -dijo Dereck, recostándose contra la pared de una casa frente a la entrada principal de Pabellones.

-Al menos ya es la última -le respondí, colocando mi mano en su hombro- ¿No sabes nada de los demás chicos? -pregunté, mirando hacia la entrada llena de estudiantes que esperaban a sus amigos, al igual que nosotros.

-La verdad, no -me contestó- ¿Por qué no vamos al parque que está a la vuelta de la clínica donde hacen anteojos? -me sugirió Dereck, con una sonrisa.

-Vale, ¿con quiénes? -le pregunté.

-Pues con todos, con el Reino Zanahoria -dijo.

-Joshi -escuché a mi lado. Al voltear, vi a Ceviche, quien me envolvió en un cálido abrazo. Mi amistad con él era una de las mejores cosas que me había pasado en la vida.

-Hola, cariño, ¿cómo te ha ido? - le dije con una sonrisa.

-Creo que me metieron la yuca, con toda sinceridad -respondió, con un puchero. Dereck y yo apenas podíamos contener la risa.

-Esperemos que no haya sido así -le dije, dándole otro abrazo de consolación.

-Hola, chicos. ¿Por qué parece que Bastián va a llorar? -preguntó Erika al acercarse.

-Por el examen -respondí con simpleza. Observé cómo el resto del grupo se acercaba a nosotros. Parecía un buen momento para mencionar la idea del parque. Finalmente tendríamos un poco de tiempo libre antes de que nos asignaran más tareas.

Rumores de un Corazón Desgarrado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora