- Capítulo XXVIII-

7 2 0
                                    

Al encender la pantalla de mi celular, sentí cómo la valentía se escapaba de mi cuerpo. Aquella audacia que hacía unos minutos me embargaba, se desvaneció, dejando en su lugar una gran timidez y un profundo miedo al rechazo. Pero las ganas de estar a su lado eran más fuertes que yo, y sin pensarlo dos veces, envié el video.

El miedo me invadió de tal manera que arrojé el celular sobre la cama. Empecé a caminar de un lado a otro, mientras los nervios tomaban el control de mi cuerpo. El sonido de una notificación resonó en la habitación, y con manos temblorosas, alcé el celular. Cuando leí lo que decía, una oleada de emoción me recorrió, haciendo que mis mejillas se tiñeran de rosa. Tuve que taparme la boca para contener un grito que se escapó sin permiso. Su respuesta fue un simple "Sí", acompañado de un sticker de un chico con los dedos entrelazados y las mejillas sonrojadas. No podía creerlo, así que le pregunté si realmente quería serlo. Su respuesta volvió a ser un "Sí".

El gol que marcó la Selección pasó a segundo plano; la felicidad que sentía en ese momento no tenía comparación alguna. Sigo compartiendo mensajes con mi, ahora, novio, hasta que recuerdo que tengo que ir donde Lesly antes de que el partido avance mucho más.

Le aviso a Lesly que ya salgo de casa. El clima ha cambiado por completo y ahora hace mucho viento. A mitad de camino, siento unas pequeñas gotas sobre mí, que en cuestión de segundos se convirtieron en muchas. Por suerte, encontré un pequeño techo bajo el cual resguardarme, hasta que a lo lejos veo una figura corriendo con un paraguas: era Lesly, al rescate.

—¡Jos! —dice entrecortadamente por correr hasta aquí—. Al fin, pensé que te ibas a empapar. Apenas vi el clima y no te llegaban los mensajes, tomé mi paraguas y corrí hasta aquí. —Lesly toma mi brazo y empezamos a caminar hacia su casa, pero antes de llegar decidimos pasar a una tienda por dulces.

(...)

—¡ESOOOOO, SE CLASIFICÓ! —el grito de Lesly al terminar el partido casi me hace derramar mi refresco. Me giro para mirarla, y ella me sonríe, emocionada. Ver el partido fue un caos; la lluvia tan fuerte hacía interferencia con la pantalla, llenándola de rayas que dificultaban la visión, pero al final, logramos verlo, y la lluvia finalmente cesó.

—Eres la más patriótica —le digo, tocando su hombro. Ella me toma del brazo y me jala hacia ella, casi haciéndome caer, lo que le causa mucha risa.

—Ya paró de llover. ¿Qué te parece si vamos al parque? —Lesly me había comentado que cerca de su casa hay un pequeño parque con una cancha de básquetbol.

—Vamos, pero ponte algo abrigado. No sé cómo aguantas este frío con ese minishort. —Ella siempre ha preferido la ropa corta por comodidad, pero con este frío, no logro comprenderla.

—Ya sabes, en la mañana hacía calor y me dio pereza cambiarme, pero me pondré lo que usé cuando te fui a recoger. Tengo que contarte algo importante.

—¿Qué pasó? —Mi sonrisa se desvanece y la preocupación invade mi cuerpo; parece notarlo.

—No te preocupes, no es nada malo. Es que conocí a alguien —dice con una sonrisa, y yo sonrío también porque me recuerda a mí, aunque ella tiene apenas 13 años.

—¿Está en tu colegio? —Salimos de casa, y el cielo muestra apenas unos rayos de sol; el clima es tan bipolar como yo.

—Sí, pero él tiene casi 16 años, está en tercer año de secundaria. —Lesly empuja suavemente el portón del parquecito; todo está mojado, pero por suerte el túnel antes del tobogán está seco gracias al techo que lo cubre, así que ahí tomamos asiento.

—Te lleva casi tres años... ¿Y dime, él también gusta de ti? —Mi prima es bastante enamoradiza, y me da miedo que un patán juegue con ella, como hizo Ethan conmigo.

—Pues, al parecer, sí. Pero no estoy tan segura. Me da miedo. Sabes que en el colegio mis notas no son las mejores, y mamá va a refunfuñar. —Lesly es la hija mayor de mi tía Siany.

—Estás muy joven para tener novio, pero eres tú quien debe decidir. Si el chico te gusta, habla con él, y cuando estés segura de que va en serio, habla con tía. Ella entenderá. Solo te pido que te cuides, no dejes que te engatuse con palabras bonitas y luego te deje.

—Jos, tiene unos rizos preciosos, es muy blanquito, y aunque tenga cara de querer matar a todo el mundo, me gusta mucho —sus ojos brillan, y me pregunto si también me veía así cuando hablaba de Matthew. La idea me hace sonreír como una tonta.

—Suenas enamorada, chica —digo, atrayéndola en un abrazo—. Te entiendo. Yo también conocí a alguien... —Todavía no estoy segura de contarle sobre mi reciente noviazgo con Matthew, apenas teníamos unas horas y aún no lo había asimilado.

—Uy, cuéntame —pone sus manos en mis piernas y me mira expectante, lo que me hace reír mucho.

—Es un compañero del cole. Lo conocí en segundo año de secundaria, pero hasta este año nos hemos vuelto cercanos. Es muy lindo, Les. Sus ojos azules y su perfecta sonrisa, a pesar de su cara de bebé, me traen completamente loca —una risa escapa de mis labios, y sé que parezco una tonta.

—¿Él lo sabe?

—Sí, lo sabe, y no solo eso —le digo, y ella mueve las manos eufóricamente—. También gusta de mí —ahora sí, ha pegado un grito al cielo.

—Deberían ser novios. ¡Qué emocionante, de verdad! —dice, riendo fuertemente.

—La verdad, sí, deberíamos. —Lo que ella no sabe es que ya lo somos. No tengo ni idea de cómo lo veré a la cara el jueves; me dará mucha pena, pero dentro de mí, también siento emoción de poder mostrar mis sentimientos sin miedo al qué dirán.

(...)

Ya es de noche. A Lesly se le ocurrió la genial idea de dibujar en nuestra piel con marcadores fluorescentes y alumbrarnos con una pequeña lámpara. Parecemos dos niñas de cinco años, pero no puedo negar que el hecho de que me dibujen en las manos es algo muy relajante. Grabo un video para Matthew y él se ríe de nuestras locuras. Al momento, me envía una imagen: es una foto suya, envuelto en su típico suéter celeste y unas luces led de color morado. Él es tan tierno. No sé muy bien cómo pasó, pero estoy muy enamorada de él, y cuando me llama "mi niña", me enamora aún más

Rumores de un Corazón Desgarrado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora