—Y el ganador de este combate es... ¡Romeo, el italiano!—
Así es.
Así fue como el árbitro anuncio otra victoria coleccionable en mi baúl de los recuerdos.
Ya llevaba tres años defendiendo el título y eso me ponía realmente feliz, pero hoy no estaba feliz exclusivamente por ese motivo.
La prensa venía dentro del ring como de costumbre para hacerme unas preguntas rutinarias.
Está vez no puse impedimento en responderlas todas con una sonrisa contenta en mi rostro.
Y cuando se terminó todo, me dirigía a mi camerino correspondiente para atender a la llamada que estaba en espera.
Andaba por el pasillo de aquel lugar con mi entrenador que también era mi mánager y algunos guardas espaldas hasta llegar a mi camerino.
Antes de entrar en el camerino me fijé que había una chica con un berrinche y cuando me vio empezó a gritar de emoción pero ahora no quería atender a nadie.
Solo quería atender a esa llamada.
Me quitaba la bata de seda color negra que tenía encima y la dejaba sobre el sofá que había en el camerino.
Estaba lleno de emoción al coger el teléfono y marcar el número de aquella persona que me había llamado justo antes de comenzar el combate.
Me quedaba en espera escuchando la señal hasta que escuche su voz y sonreía más que nunca.
Me sentía como si fuera un niño de nuevo.
—¡Mamá!—dije emocionado al escuchar su voz nuevamente al responder la llamada.— Mamá, he podido llamarte ahora.—
—Ay, Romeo, hijo mío.—dijo contenta al oír mi voz también, una voz relajada y confortable.— Que alegría.—
—Si, mamá.—
—Te llamé hace rato pero alguien me respondió en tu lugar y me dijo que estabas ocupado.—
—Si.—dije.— Me has visto de combatir ¿verdad? ¿Qué te ha parecido?—
—¿Combatir, dices?—preguntó desconcertada a lo que le dije.— ¿Estabas otra vez peleando?—
—Pues si.. para eso me habías llamado ¿no? Para decirme que me estabas viendo por la televisión—
—No, Romeo no era por eso..—respondía en voz baja con cierto tono de disgustada.— ¿Otra vez estás boxeando?—
Me dio un golpe en el corazón y ahora me sentí completamente decepcionado.
—No me gusta que te dediques a eso, eso ya lo sabes..—
—Creía que me estabas llamando por eso.—
—No, cariño, no era por eso.—dijo.— Te llamaba para avisarte de que Enzo se casará.—
Claro, por su querido hijo Enzo me llamaba.
La sonrisa se había esfumado por completo y solo tenía la mirada perdida sobre aquella alargada mesa que había en el camerino con un enorme dolor interior.
—Claro, por Enzo.—
Mi madre suspiró levemente.
—Enzo quería que te lo dijera para que lo supieras y vinieras a la boda.—dijo.— Él no se atreve a llamarte por qué ambos no os lleváis bien y quise hacerlo yo.—
—Tu eres su mensajera ¿no?—
—Romeo.. solo quiero que mis dos hijos se lleven bien de una vez.—dijo con resignación hacia nosotros dos.— Ni si quiera ya sé por qué estáis peleados.. pero fuera lo que fuera ha pasado muchos años desde aquel entonces, deberías llamarle y hablar como adultos.—
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ROMEO
RomanceUn boxeador norte americano llamado Romeo, se dedica al boxeo desde un tiempo atrás y lleva defendiendo el título durante tres años pero en su último años en su profesión ha tenido altibajos por los recuerdos del pasado, y principalmente por su fami...