Capítulo 22

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Nos dábamos un beso, y otro, y otro.

Yo no quería dejarla escapar.

—Voy a volver para terminar la cena..—dijo ella riéndose de forma divertida y se apartaba de mi boca para apartarse de mi.—

Pero yo la agarraba más fuerte de la mano atrayéndola a mí, luego sostenía su cara y la besaba nuevamente.

Ella me seguía el beso complacida por lo compaginado que estaban nuestros labios suaves a la hora de besarnos y soltó un respiro.

—Romeo.. tengo que terminar el puré.—

—¿Para qué?—

—¿Para qué? Para cenar.—

—Yo prefiero cenar otra cosa.—dije mientras la besaba de forma excitado y pasaba mis manos por sus enormes nalgas.—

Empecé apretar con fuerzas su trasero para dejarle en claro que quería estar con ella más a fondo.

Ella se estremecía por completo al sentir mis rudas manos en apretar su culo y ella coloco sus manos sobre mi musculado torso.

Katrina despejaba sus labios de los mios y me miraba a mis ojos desconcertada.

—¿Quieres hacerlo ahora?—

—¿Tú no quieres?—

—Si, pero yo quería cenar y que me contarás tú día y..—

Pero la interrumpía dejando mis labios entre abiertos cerca de su boca y ella perdia la concentración al fijarse en mi lunar que tengo al lado de mis labios.

—¿Tú no me deseas, Katrina?—

Ella dejaba sus labios entre abiertos y se puso un poco nerviosa por mi voz tan grave que había empleado en estos momentos.

—¿No has pensando en todo el día en mi de esta manera?—

—Yo..—

Decidí inclinarme hacia su cuello, desquitando su cabello largo y ondulado para dejarlo libre y depositaba pequeños besos con delicadeza en el.

—¿Acaso soy el único que te desea?—

Ella negaba despacio de forma débil.

—N-no..—

Yo le seguía besando su cuello de una forma sensual y despacio, sintiendo como se le ponía los pelos de puntas y mi miembro más se ponía dura.

Mis labios seguían en su cuello, beso a beso, hacia un camino hasta su rostro hasta volver a su boca y me quedaba parado frente a ellos, tomando de su rostro con posesión.

—Entonces, demuéstralo.—

Katrina se mordía el labio con fuerzas por mi desafío y finalmente fue ella la que me beso con ganas.

Le seguía el beso con las mismas ganas sin dejar de agarrar su rostro y ella pasaba sus manos por mi nuca, acariciándome.

¿Por qué me parecía un sueño cuando estaba viviendo una realidad?

¿Será por qué llevo imaginando esto toda mi vida con ella?

Katrina se despejaba de mis labios para tomar aire y yo pasaba mis dedos con lentitud por sus labios gruesos, queriendo más.

—¿Siempre eres tan.. seductor?—preguntó ella con cierta picardía y me sonreía de lado de una forma traviesa.—

—¿Que quieres decir con eso?—dije sin entender la pregunta por qué tenía la mirada perdida en sus preciosos labios.—

ROMEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora