Capítulo 3

32 1 0
                                    

Aquellas chicas se fueron y me vino el rostro de aquella persona pero de manera borrosa...

Me daba la vuelta para meterme en la ducha pero abrieron nuevamente la puerta y yo resoplé de manera frustrante.

Me volvía a girar para comprobar que ocurría.

—¿Que demonios pasa ahora?—

—¡Sal ahora mismo, Romeo!—gritaba mi entrenador con una voz agitada como si fuera una horrible situación y él salía del camerino.—

Yo salía a paso rápido tras él y me fijé que había mucha gente delante de mi, decidí apartar a los que había hasta darme cuenta de qué la chica que me pidió el fotógrafo se había desmayado y estaban pidiendo una ambulancia.

Desvíe mi mirada quedándome en blanco hacia Jessie y señalé hacia al suelo.

—¿Se puede saber qué le ha pasado?—

—Al parecer se desmayó, su amiga nos dijo que la sangre le hace perder el conocimiento.. creo que vio Wilson en el momento que salió del camerino y vio la sangre de él.—

Suspiré profundamente por lo ocurrido y volvía a desviar la mirada hacia mi admiradora.

—¡Llamen a un ambulancia!—dije a gritos para que se me escuchará en el pasillo.—

<< ... >>

Al final la ambulancia vino y mi entrenador me pidió que me diera una ducha.

Ahora mismo nos encontrábamos en el coche de Jessie pero lo estaba conduciendo uno de mi guardaespaldas y Jessie estaba sentado en el copiloto.

En cuánto a mí, yo estaba en la parte trasera con la mano colocada en mi rostro de manera pensativa.

La amiga de aquella chica...

Su cara es familiar, es como si la conociera de ante pero...

¿Sería realmente ella?

Por qué si fuera así, el destino es malditamente caprichoso.

Pero es que tenía aquellos misma mirada intimidante y seductores que alguna vez conocí en mi adolescencia.

¿Era ella?

—Romeo, ¿Me estás escuchando?—preguntó Jessie de una manera fastidioso y me interrumpía de mis pensamientos.—

Miré al frente sintiéndome distraído por lo que estaba pensando.

—¿Que estabas diciéndome?—

—Te estaba diciendo que mañana deberías de ir a visitar a la chica.—

—¿Visitarla?—

—Si, se desmayó al lado de la puerta de tu camerino y no quiero que la prensa empiece a inventarse cosas.—

—¿Inventarse cosas? ¿Que cosas?—

—Pues por ejemplo como que ha podido recibir un golpe de alguno de tus guardaespaldas o un empujón, tienes que ir a visitarla y dejar que todo esté bien.—

Me quedé en silencio por segundos mientras pestañeaba por algunos instantes.

—¿Por qué eres tan retorcido, Jessie?—

—Yo no soy el retorcido, el retorcido es la prensa ya deberías de saber cómo funciona la fama.—dijo molesto por aquella pregunta y empezó a negar.- Mañana a primera hora irás a visitarla, además, mañana es domingo, no tendrás que ir a entrenar.—

Suspiré por segundos por lo que dijo y desvíe mi mirada hacia la ventana del coche, desanimado.

—¿Sabes cuál es el hospital?—

ROMEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora