Capítulo 13

29 1 0
                                    

Ahora mismo me sentía como si hubiéramos retrocedido en el tiempo.

Cogido de su mano, y dirigiéndome a su habitación.

Se que no era el mismo cuarto pero me quedé mirando mi alrededor.

Un cuarto pequeño y estrecho junto a un escritorio con un simple pequeño armario.

Es como si de nuevo.. tuviéramos dieciséis años.

Katrina cerró la puerta de la habitación, y encendía la luz de la mesita de noche que había al lado de su pequeña cama.

Me fijé como apagaba la luz general del cuarto, y solo nos alumbraba esa pequeña luz pero me daba igual.

Me volvía a acercarme a ella, la cogía de su rostro de manera posesivo y la besaba nuevamente.

Ella se sobresaltó por el impacto del beso pero me seguía el beso, cerrando sus ojos.

Nos volvíamos a besar después de diez años.

Y sus labios.. me sabían sabiendo bien.

Ella besaba tan.. tan suave y tan delicadeza que me hacía derretirme.

Por ella misma fue quién me quitó mi cazadora dejándola caer al suelo y yo le quitaba el jersey negro que llevaba encima.

Pero aún seguía teniendo una camiseta interior de color blanco de tirantas.

Yo tuve intención de quitarla pero nuevamente me besaba y le seguía el beso completamente excitado.

Lo vamos hacer.

Me la voy a follar y ya me moría de ganas de saber cómo era en la cama.

Ya quería ver su cuerpo desnudo al completo, nunca antes la había visto..

Decidí hacerla girar para que me diese la espalda y apartaba su cabello hacia un lado para dejar su cuello libre.

Besaba su cuello con delicadeza de forma sensual mientras que pasaba mis manos por su cintura acariciándola y ella soltaba pequeños gemidos mientras colocaba su mano encima de brazo.

Creo que es el momento más excitante de toda mi vida.

Yo intentaba desabrochar el botón de su vaquero hasta que lo logré y luego bajaba la cremallera consiguiendo lo que quería.

Decidí sentarme en la cama mientras que besaba su espalda y bajaba sus vaqueros por completo dejándola solo en tanga.

Katrina se quitaba su calzado con sus propios pies al igual que sus vaqueros dejándolos en el suelo y yo retire mis labios de su pequeña espalda para mirar su enorme trasero.

Yo me mordía el labio con fuerzas al tener sus grandes nalgas frente a mí cara y empecé a besar los cachetes de su culo con ganas.

La escuchaba como gemía levemente y enterraba mi rostro entre sus nalgas mientras que seguía dándole besos en el.

Katrina soltó un jadeo con más fuerza y mi polla cada vez se me ponía más dura.

Pero repentinamente Katrina se giraba, hizo que me apartará de su trasero y desvíe mi mirada hacia a ella dejando mis labios entre abiertos.

—Espera.. Romeo.—dijo en voz baja con timidez fijándome como sus mejillas se volvieron rojas por la vergüenza y miraba al suelo.—

—¿Que pasa?—

—Vamos a tumbarnos en la cama..—

Me quedé mirándola a sus ojos,
la estaba contemplando por qué la deseaba y aún seguía existiendo atracción física entre los dos.

ROMEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora