Capítulo 19

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Perdí la noción del tiempo.

No sé cuántas veces hicimos el amor o cuánta cantidad de saliva gastamos por besarnos pero para mí la noche se me hizo un instante.

Fue muy rápido, como un sueño, un sueño del cuál no quería despertar...

Ambos nos quedamos dormidos profundamente y fui el primero en despertar.

Mi mejor despertar que he podido tener.

Estábamos desnudos, ella estaba dormida de espalda y yo la rodeaba con mi brazo musculoso.

Sonreí como un idiota enamoradizo su hombro con delicadeza con intención de despertarla pero ella seguía durmiendo con profundidad.

Será mejor que no la despierte.

De ese modo, me levantaba estando completamente desnudo y decidí irme a su cuarto de baño para darme una ducha.

Me di una ducha de agua fría para esclarecer mis ojos al igual que mis pensamientos con una pequeña sonrisa.

Es real.

Lo que ocurrió anoche, es real.

Y estoy más emocionado ahora que la primera vez que lo hicimos juntos.

Hicimos el amor tantas veces como ella quería y le demostré que puedo ser tan delicado como Katrina desea.. solo por ella, puedo ser sensible.

Me salía de la ducha con una toalla pequeña mientras me secaba el cuerpo por completo y luego mi cabello rubio que estaba mojado.

Lo mejor será que preparé un poco café.

O mejor aún, le hago un desayuno especial para ella.

Creo que le encantará.

Salía del baño para dirigirme hacia la cocina mientras seguía secando mi cabello mientras me encontraba completamente desnudo.

Pero al llegar al salón me di cuenta que había una chica que estaba hablando por su móvil y ella desvío su mirada a mí.

Dio un grito asustadizo mientras me miraba de arriba abajo a mí cuerpo desnudo y yo me quedaba con normalidad mientras seguía secando mi cabello.

—¡Por Dios!—gritó con desesperación mientras señalaba mis genitales al aire y desvío su mirada a mis ojos.—

Yo paraba de secar mi cabello y decidí tapar mi miembro con la pequeña toalla aunque no alcanzaba a poder taparme del todo por el tamaño.

—Perdona, no sabía que estabas aquí.—dije.—

Suponía que era la compañera de piso de Katrina.

—¿Te estás disculpando? ¿Eh?—

Fruncí mi ceño confuso por sus preguntas.

—Si, ¿Algún problema?—dije.—

—Pues si, si que hay un problema.—dijo.— No me habéis dejado de dormir en toda la noche, os he oído de follar sin parar y ha sido muy pero qué muy molesto.—

Aquella chica estaba alterada y no tenía ni una pizca de modales.

—¡Katrina sabía que no pueden entrar chicos a casa! ¡Está totalmente prohibido!—

—¿Por qué? ¿Eres su madre?—

—¿Encima te pones a vacilarme?—

—No te estoy vacilando, es que suenas como una madre.—

—¿¡Pero tú quién coño te crees que eres!? ¡Encima paseandote por aquí como si fuera tu casa!—

Yo rodaba mis ojos por sus gritos y luego la miraba sin más.

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