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«Shoto Todoroki».

Era el nombre que estaba impreso en la hoja que su padre le había entregado a manos de su secretario.

No era tonto, sabía lo que eso significaba, razón por la cual sus manos temblaron nerviosas.

—Eres un joven Omega de 22 años. Has finalizado la universidad con excelentes notas y mención honorífica. Soy un padre bastante orgulloso de tener un hijo tan maravilloso— halago el señor Hisashi; haciendo sonrojar a su hijo por ello—. Pero, es bien sabido que la etapa de mayor fertilidad en Omegas, debe ser antes de los 30; quiero nietos, muchos si es posible. Por eso quiero que vayas a esta cita organizada con el hijo menor del político Enji Todoroki.

—Pa-padre. ¿No crees qué esto es algo apresurado?

—Eres mi único hijo, Izuku, te he concedido cada capricho que me has pedido. Solo has algo por mí por una vez en tu vida— regaño, causa por la cual el menor se encogió de hombros.

—Solo... solo esperaba encontrar a mi persona especial.

—¿Persona especial? No seas ingenuo, Izuku— bajando la mirada y asintiendo, el aludido dio media vuelta para marcharse.

Al salir de la oficina de su padre, sintió su pecho doler y la respiración faltarle, sintiéndose abrumado y sobre todo desilusionado al pensar que su padre le concedería ese último "capricho", como él lo había llamado. Mirando nuevamente el interior del folder; observando a detalle al joven Alfa que estaba en la fotografía. Atractivo, ¿pero tendría todo lo que desea en su pareja?

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En el momento en que el señor Midoriya vio marchar a su hijo, soltó en carcajadas por las palabras de su hijo, comenzando a negar con la cabeza y frotando su sien con la yema de sus dedos.

—Persona especial— repitió una vez más esas palabras—. Vaya tonterías que le ha enseñado su madre.

—Disculpe que me entrometa, señor— habló el hombre rubio que permanecía aún frente a su escritorio—. Pero he observado al joven Izuku y parece que tiene cierto interés en alguien de aquí mismo del bufete.

—¿De qué estás hablando, Yagi?

—Lo que quiero decir, es que tal parece que su hijo está interesado en el joven Bakugo...

Frunciendo su entrecejo, Hisashi recargo su espalda contra el respaldo de la silla, cerrando sus ojos y meditando un poco sobre las palabras que acababa de escuchar.

Katsuki Bakugo, su hijo estaba interesado en uno de sus mejores abogados, quien a su corta edad había elevado la reputación de su despacho y sobre todo, se ganó el respeto de los veteranos, incluyéndolo a él.

¿Por qué no lo había pensado antes?

(...)

El fornido joven de ojos carmín y cabello rubio cenizo, salió sonriendo victorioso de los juzgados; había ganado otro caso por muy soso que este sea, elevando así su ego de Alfa y elevando al igual su sed de poder y grandeza. Si continuaba de esa manera, podría llegar a abrir su propio bufete y llegar a ser el mejor despacho de abogados de la ciudad, aunque eso signifique derrocar a Hisashi Midoriya; la mano que le dio de comer desde que inició siendo un don nadie.

Llegando al estacionamiento y montando su deportivo BMW M4 color negro; una bestia tan hermosa que cuidaba más que a su propia vida, una bestia de la cual amaba oir rugir del motor cada vez que esté era encendido; una vez satisfechos sus tímpanos, se puso en marcha para volver al despacho, dónde debía dar su reporte con respecto al caso en persona.

Pero al llegar, no espero encontrar al señor Midoriya esperándolo justo en la puerta.

—Señor— lo llamó, inclinando su cabeza para saludarlo—. ¿Está por salir?

El adulto negó, sonriéndole y dándole palmadas sobre su hombro e invitándolo a adentrarse a las instalaciones.

—Quería hablar contigo— Katsuki lo vio con asombro y curiosidad—. Pero primero, cuéntame, ¿cómo te fue con el caso de la señorita Nemuri?

Bakugo se aclaró la garganta, explicando las peticiones de ambas contrapartes y detallando por qué el juez declaró a su favor. Con una suave risa, Hisashi asintió satisfecho por los resultados y la manera tan impecable con la cual el joven había ganado el caso.

—Esa mujer, siempre complicándonos sus divorcios, pero es bueno saber que siempre sale victoriosa y con el bolso cada vez más lleno de dinero, al igual que aumentando nuestras ganancias y reputación— el joven rubio río de igual manera; deteniendo su andar al igual que su jefe —. Tienes mis respetos Katsuki. A pesar de tu edad, has sabido ganarte tu propia reputación, incluso me recuerdas un poco a mí. Sí sigues así, podrías llegar muy lejos.

—Gracias señor.

—Sabes, había hecho cierto trato con el diputado Enji Todoroki, y este consistía en unir a nuestros hijos en matrimonio, pero recientemente me enteré que mi único hijo está interesado en ti.

—¿Disculpe? — preguntó perplejo Katsuki.

—Sí, yo también me sorprendí, pero claro no espero que tú tengas los mismos sentimientos y correspondas a ellos. Pero si ambos sienten algo mutuo, tienen mi bendición.

Katsuki quedó mudo ante las palabras escuchadas: ¿El único hijo de su jefe estaba interesado en él? Quiere decir, lo ha visto en ocasiones y debe admitir que es un Omega bastante lindo, pero, nunca se sintió atraído por él; nunca estuvo en sus planes seducir al único heredero del bufete OFA. Y eso... ¿Por qué nunca le pasó eso por la mente?

—Pero qué digo— volvió a hablar el hombre mayor—, un joven de 27 años como tú, debe tener muchos sueños por cumplir, no tendrías tiempo para cortejar a mi hijo y mucho menos deben estar en tus planes formar una familia.

¿Qué no podía? ¿A qué se supone que estaba jugando?

Hisashi, sonrió al haber golpeado en el punto débil de su ego; y con eso, el primer paso para conseguir un digno sucesor para cuando él se jubile había sido ejecutado a la perfección.

Además, sus años de experiencia no lo hacían ser tan ingenuo y estúpido, pues conocía a los hombres como Katsuki: ambiciosos por el poder y el ganar sin temor a pisar a los demás. Él lo fue en su momento después de todo, pero, debido a ello, era mejor atar a Katsuki dándole toda la facilidad de manejar el despacho a futuro, a arriesgarse y que este lo traicione hundiendo lo que forjó con tanto trabajo en años.

Dando una palmada más sobre su hombro, se despidió de Katsuki, mismo que no se movió ni parpadeó cuando lo vio marchar.

Tal vez, podría conseguir lo que tanto desea sin necesidad de tanto esfuerzo.

Y si para obtenerlo debía casarse con Izuku y darle un heredero a la familia, lo haría sin problema alguno.  

Mi mayor codicia [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora