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El evento estaba siendo un completo éxito, pues la mayoría de las pinturas de Izuku tenían etiqueta roja y los halagos al pequeño Omega ante su talento no dejaban de llegar a oídos de todos.

Tsutsumi, se encontraba de pie frente a una de las tantas pinturas; una hermosa grulla con una técnica particular estaba frente a ella, sintiéndose mal por qué la pintura había sido de las primeras en venderse.

Suspirando con tristeza, sintió como su cuerpo era rodeado por unos delgados brazos, reconociendo el traje, mirando a su costado y encontrándose con la mirada de Izuku, quien le sonreía como tantas veces desde que era un niño.

—¿Te gusta?

—Es linda. Pero ha sido vendida.

Izuku, soltó a la mujer Beta, colocándose entre ella y la pintura.

—No fue vendida, simplemente fue apartada para ti — Tsutsumi parpadeo confundida.

—¿Qué?

—La hice después de ver tu pulsera— señaló la muñeca de la mujer, misma que la miro por inercia.

—Eso fue cuando tenías once años— el peliverde asintió.

—Fue después de que falleciera tu madre, dijiste que era de ella y que fue lo único que dejó para ti. En ese momento en el club de arte de la escuela habíamos aprendido una nueva técnica, así que la hice para ti pero no me había gustado el resultado— río avergonzado—. Cuando Kirishima fue a mi galería y la miró dijo que era linda, pero me negué... hasta que decidí darle unos cuantos arreglos y aquí el resultado— seño la pintura—. La coloque para que la vieras. Pero es completamente tuya.

Tsutsumi, sonrió y abrazó con fuerza al Omega, llorando quedito sobre su hombro, siendo su abrazo muy bien correspondido. Al alejarse y limpiar su rostro, le agradeció al peliverde, siendo interrumpidos por los señores Bakugo, mismos que iban acompañados por Katsuki.

Entre felicitaciones y halagos, Kirishima apareció de la nada.

—Lo siento, pero debo robarme a Katsuki un momento— dijo, tirando del brazo del rubio hacia la entrada del lugar.

Los presentes, solo los vieron marcharse, ¿habrá pasado algo?

Al verse lejos de la multitud, Katsuki se soltó del agarre de su amigo, arreglando la manga de su traje y mirando a Eijiro sin entender lo que pasaba.

—¿Por qué me trajiste aquí?

—Bueno, Tetsu y yo estábamos acomodando los arreglos pequeños que serían enviados a casa de Izuku cuando notamos que había un par más de los que no teníamos conocimiento, pedí que los llevarán a la parte trasera del lugar— caminando hacia el lugar que había señalado al hablar.

Katsuki, le siguió aún sin entender, rodeando el lugar y viendo cómo junto a Eijiro se encontraba Tetsu y aquellos arreglos florales bastante peculiares.

Uno de ellos, tenía rosas blancas y rojas combinadas entre sí, pero lo que más llamó su atención fue la leyenda que se le había colocado: «Para la persona más hermosa y talentosa; mis mejores deseos para mi futuro esposo. TS».

Frunciendo el ceño de inmediato, Katsuki arrancó la leyenda, atreviéndose a buscar en los bolsillos de su amigo un encendedor; encendiendo fuego a esas estúpidas palabras, pues con los últimos acontecimientos, ya no tenía idea de quién se podría tratar, aunque mirará las iniciales.

Tirando el resto de la tela al suelo, miro hacia el otro lado, observando más a detalle ese estúpido arreglo que no hacía más que causarle escalofríos, ¿por qué habían traído un arreglo funerario con el apellido de su novio? ¿Qué demonios era lo que estaba pasando en ese momento?

Mi mayor codicia [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora