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Era increíble el cómo las cosas se le estaban saliendo de las manos, era realmente inaudito el comportamiento de todos contra él: Izuku, comenzaba a hacer lo que le placía, ese pequeño niño tan obediente a sus órdenes comenzaba a tener un poco de rebeldía contra él, ¿y gracias a quién? A Katsuki, ese bastardo astuto que poco a poco dejaba de tenerle un poco de respeto, pasando por encima de sus órdenes, importando poco si era su jefe o no; ¿Inko? Ni siquiera se preocupa por el decadente negocio de sus padres, enfocándose más en su propia belleza física entre otras cosas estúpidas como desperdiciar dinero en muebles nuevos o ropa; ¿Tomura? Un pobre huérfano sin escrúpulos que creía ser mejor que el resto.

Creyó ingenuamente que el tipo sería más inteligente, pero a cambio había tirado todo lo que le ha dado a la basura como si le importará poco su futuro.

Después de su última reunión con él, se quedó con un fuerte dolor de cabeza, pero sin embargo allí estaba, revisando los libros administrativos y recibos del restaurante, suspirando con cansancio en el momento en que escuchó el sutil golpe sobre la puerta.

—Adelante— ordenó; frunciendo un poco su entrecejo al ver a cierto rubio entrar a su oficina.

—¿Está ocupado? Puedo regresar en otro momento si así es— comentó Katsuki, viendo todo lo que tenía sobre el escritorio.

—Estoy tratando de encontrar el problema en el restaurante, pero dime, ¿cuál es la emergencia?

—¿Problema? Izuku no me comentó nada — ignoró su pregunta, enfocándose en el tema principal y primordial.

—No se lo he dicho, y cuando se lo comenté a Inko me ignoró. El asunto es, que me han estado robando, estoy tratando de ver desde qué momento los cheques que eran para nuestras distribuidoras empezaron a desaparecer, entre otras cosas, y como podrás ver esto es un completo desastre— gruño molesto.

—¿Por qué no le ha pedido a su hijo que lo ayude? Tengo entendido que él tiene conocimiento sobre esto, después de todo lo estudio.

—Bueno, es que creí que estaría más ocupado con su nueva profesión como pintor, ya sabes, tú le abriste las puertas — soltó con soberbia, aunque la verdad es que no había tomado en cuenta a su propio hijo. Entrelazando sus manos y recargando sus codos sobre el escritorio, viendo atento cada facción del Alfa rubio.

—Si usted se lo pide él lo hará sin ningún problema. Yo puedo ayudar también.

Mostrándose dubitativo ante la propuesta, Hisashi miró todo lo que tenía aún por revisar, mirando ahora los papeles de su propio trabajo que hizo a un lado para atender algo que no le correspondía. Comparando su tiempo con el de su hijo, la propuesta del rubio parecía una buena opción.

—Está bien, pediré que los lleven a tu oficina.

(...)

Izuku miraba ansioso el camino, dibujando una suave sonrisa en el momento en que reconoció la avenida. Katsuki por supuesto, se dio cuenta de ello, pues ya en algunas ocasiones el pequeño Omega le había pedido conocer su apartamento, y bueno, el gran día había llegado.

—Dame eso— le pidió Katsuki a Izuku en el momento en que lo vio cargar sus cosas.

—Quiero ayudar, esa caja debe pesar mucho.

—Bien, vayamos adentro.

Colocando el seguro y la alarma a su auto, el Alfa siguió al lindo Omega detrás, sonriendo al sentir lo feliz que este estaba. Al entrar al edificio fueron recibidos por el guardia de seguridad, mismo que se asombró al ver por primera vez a Katsuki muy bien acompañado.

Mi mayor codicia [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora