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No entendía por qué Shoto lo había citado primero en un club de tiro con arco, mucho menos cuando todo el lugar estaba repleto de Alfas adinerados, eran muy pocos Omegas a los que podía reconocer entre el gentío.

Después de caminar por ese largo pasillo, llegó al campo individual, dónde a través de los cristales pudo observar al Alfa bicolor; con la postura correcta e impecable, apuntando con la flecha a la diana, soltándola del agarre de sus dedos, quedando boquiabierto cuando la punta de la misma dio en el blanco.

Era asombroso. Shoto era realmente asombroso.

Cuando el Alfa sé percató de su presencia, lo miro a través de las paredes de cristales, sonriéndole e invitándolo a entrar al campo.

—Espera en el auto— ordenó Shoto a su guardaespaldas cuando Izuku se posicionó junto a él.

Y en cuanto el hombre de tez morena se marchó, el heterocromático se tomó la libertad de besar la mejilla de Izuku, tomando al menor por sorpresa, haciéndolo sobresaltar por la repentina cercanía.

—Pensé que llegarías un poco más tarde— volvió a hablar, tomando una flecha más para colocarla en su arco.

—No demore mucho en la oficina de mi padre— respondió—. Eres bastante bueno— señaló el arco.

—¿Has tirado alguna vez? — Izuku negó— ¿Quieres intentarlo?

—No creo que...

—Claro que puedes— no lo dejó terminar de hablar. Shoto, tiro con sutileza del brazo de Izuku, colocándolo de espaldas frente a él—. Solo debes concentrarte—. Susurro cerca de su oído; tomando sus delgados brazos para así colocar el arco y este lo sujetará correctamente.

Izuku, trago grueso cuando Shoto se acercó más a él, colocando su mentón sobre su hombro y su respiración golpeando sobre su mandíbula y cuello.

El tenue olor a bergamota, geranio y vetiver, le hicieron cosquillear la parte baja de su estómago. Raro e incómodo, pero se dejó hacer por el Alfa.

—Cierra uno de tus ojos y fija el otro hacia la diana, debes estar tranquilo o la flecha no dará en el blanco. Párate recto también, cuando te sientas listo, suéltala...

Siguiendo cada orden que Shoto le daba, Izuku liberó la flecha, abriendo sus ojos a la par y abriendo sus ojos con asombro al ver lo cerca que estuvo de tirar en el blanco.

—Lo ves, puedes hacerlo.

—Es más fácil de lo que creí — le dijo sonriente Izuku, y Shoto asintió.

—Si te animas a practicar este deporte y me tomas como tú profesor — el Alfa tomó su mano, besándola y sonriéndole al Omega —, serás el mejor de todos.

Vaya manera la suya de quitarle el aliento, incluso muy dentro de él se sentía algo culpable por no corresponder con mejor entusiasmo cada uno de sus gestos, mucho menos si esa mañana había tenido la fortuna de toparse con Katsuki y deleitarse de las pocas feromonas que soltaba el Alfa rubio.

Curvando ligeramente sus labios, Izuku asintió, susurrando un: «lo pensaré».

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Tuvo que esperar al Alfa en el lobby, pues este debía tomar una ducha y vestirse con su ropa habitual. Y mientras esperaba, revisaba todas sus redes sociales, respondiendo de igual forma los mensajes que tenía pendiente.

—¿Quién es Roddy? — preguntó Shoto a sus espaldas. Tanta era su concentración a lo que su amigo le contaba, que no noto su presencia, en sí, era muy difícil hacerlo, pues este tenía un fuerte control de sus feromonas.

Mi mayor codicia [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora