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Hisashi creyó que estaría lidiando con alguien similar a él, pero no supo en qué momento este se fue escapando de sus manos.

El único propósito que tenía para Katsuki era que se casará con su único hijo, se hiciera cargo de su firma y le diera sus primeros nietos, pero ahora, estaba frente a un sujeto que llegó a su oficina con una autorización en mano para hacer publicación a la pronta fecha de la exposición de arte de Izuku.

¿Por qué osaba dar libertades que él nunca aceptaría?

Nunca le gustó la idea de que su hijo fuera un pintor profesional, nunca le pasó por la mente que Katsuki Bakugo le estaría regalando una maldita exposición como si su autoridad no existiera.

Pero a pesar de su molestia, no podía quedar mal frente a los demás, permitiendo así que todos los de su círculo social y demás gente supieran sobre el talento de su hijo y su próxima aparición en revistas de ahora en adelante. Ya no bajo el nombre de su padre, ahora sería por cuenta propia, por sus propios méritos.

Kirishima, sonrió nervioso al obtener la firma del Alfa mayor frente a él, mismo que le pidió que se retirará ahora que obtuvo lo que fue a buscar.

Al salir de la oficina, el Alfa pelirrojo se apresuró a buscar a su amigo, mismo que encontró cerca de los elevadores.

—Creo que te meterás en problemas si sigues de esta manera— le advirtió.

Katsuki, tomó los papeles que llevaba su amigo consigo, sonriendo satisfecho al ver que el padre de Izuku había firmado.

—¿Ya eligieron la fecha? — preguntó, ignorando las palabras de su amigo.

—A finales del próximo mes.

—Perfecto, asegúrate de que todo salga bien, y sobre todo que Izuku quede satisfecho.

—¿Acaso no escuchaste lo que dije? A ese sujeto no le gustó para nada esto— señaló los papeles.

—¿Y tú no me escuchaste a mí? Si Izuku es feliz, lo demás no importa.

Kirishima gruño en contra, pero no podía decir nada más, después de todo también le están pagando por ese pequeño trabajo.

Ambos, entraron al elevador, ya que Katsuki quedó con el pequeño Omega peliverde para comer.

—Por cierto, ¿estás libre la próxima semana? — preguntó el rubio.

—¿Para qué?

—Se acerca el cumpleaños de Izuku, necesito que me ayudes a elegir su regalo.

—¿De verdad? Bien, cuenta conmigo.

—Perfecto, nos mantendremos en contacto— dijo, saliendo del elevador con dirección al estacionamiento.

Kirishima, solo se quedó allí, de pie en medio de la entrada principal, observando la fina firma de Hisashi Midoriya, rogando no cometer un error y verse afectado por ello.

(...)

Aun cuando después de un tiempo encerrado en casa y haber escuchado el sermón de su padre, Shoto se sentía incómodo salir y rodearse de personas que no hacían más que sofocarlo con responsabilidades que antes de conocer a Izuku realizaba sin problema alguno.

Era increíble como con el poco tiempo de conocerlo y su ausencia repentina, este había dejado una huella grande en su vida.

Tan solo, tan necesitado, nunca imaginó sentirse tan miserable en su vida como en ese momento.

Quería verlo, quería ir con Hisashi Midoriya y arrodillarse ante él para que le dieran una oportunidad más con su querido hijo; quería demostrarle a Izuku que podía ser todo lo que necesitaba en su vida, que podía ser el mejor Alfa si lo aceptaba de vuelta. Quería solo una oportunidad, solo una, no pedía más.

Mi mayor codicia [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora