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Katsuki siempre había sido un alfa solitario, siempre prefiriendo pasar su día de descanso en su departamento escuchando algo de música clásica mientras adelantaba trabajo de oficina, disfrutando de su tranquilidad a la hora de hacer su comida, colocando solo un mantel y un plato de comida en la mesa solo para él, degustando de sus propios alimentos en completa soledad.

Pero cuando Izuku entró a su vida, todo aquello fue cambiando poco a poco.

Paseos, comidas fuera de casa, disfrutar de tu tiempo con alguien más; extrañarlo y suspirar durante el día de tan solo traer a esa persona a tu memoria. Y cuando menos lo pensó/imaginó, Izuku se había vuelto su todo, su sonrisa, sus hermosos ojos y suaves caricias lo hacían sonreír como idiota.

Era increíble, era realmente fascinante como sus propósitos del inicio habían cambiado el rumbo, aunque con el mismo propósito.

Contraer matrimonio.

No por beneficio propio, ya no lo miraba de esa manera, si no por el simple hecho de que el gran abogado Katsuki Bakugo, el atractivo Alfa solitario, se había enamorado hasta la cutícula. Razón por la que ahora estaba allí, buscando el anillo de compromiso perfecto para su lindo Omega.

La joven de la joyería no podía evitar soltar suspiros mientras lo miraba tan concentrado, sonriendo nerviosa y con las mejillas enrojecidas cuando sus iris rojos le miraban solo para rechazar un anillo más de tantos que le había mostrado.

Un poco incómoda, la joven Beta volvió a sacar otros anillos del mostrador, mirando ahora todos los ya rechazados y que poco a poco fue regresando a su lugar.

Pero Katsuki, no encontraba el indicado entre el montón. Eran tan sencillos, tan tradicionales que lo sentía como una burla para él, ya que su futuro prometido merecía algo tan hermoso y perfecto como él.

Con un ronco suspiro, el Alfa rubio volvió a negar con la cabeza; apoyando sus manos en la vitrina, volviendo a mirar las joyas.

—Me recomendaron está tienda por la variedad en anillos de compromiso que venden— dijo, mirando a la joven una vez más —. ¿No tienen algo más original? — gruño.

Tragando grueso, la Beta rio nerviosa: — Estos son los tradicionales— señaló a su alrededor—. P-pero un anillo de compromiso no siempre debe ser así — Katsuki la miró confundido, viendo cómo la joven le indicaba el otro lado de la tienda, dónde había una variedad de anillos con piedras y formas preciosas. Y en ese momento, el Alfa sonrió al ver que al fin entendían lo que buscaba—. Cómo podrá notar, hay una gran variedad de colores, ¿busca alguno en específico?

El rubio guardó silencio, mirando entre el montón, no tardando en fijar su vista en una pequeña esmeralda que resplandecía en el fondo.

—Como ese— señaló —. Muéstrame todos los que tengas en ese color.

La joven, nuevamente volvió a sacar una gran variedad de anillos, desde los más pequeños hasta los más grandes, sorprendiéndose un poco al ver el anillo que había sido elegido: una sortija con una esmeralda de buen tamaño, oro rosa y rodeado de pequeños diamantes pequeños que hacían resaltar más la joya principal.

Era hermoso, el anillo perfecto al fin había sido encontrado, y su pareja era el más afortunado de obtener un anillo tan valioso.

En el momento en que salió de la tienda y se dirigió al estacionamiento, no evitó volver a ver el anillo que había comprado, apreciando cada uno de sus detalles y sonriendo satisfecho al haber encontrado el indicado.

Comenzando a reír por su reciente actitud, y es que, es decir, ¿cuándo lo verían pedir matrimonio?

Con un suspiro encantador, cerró aquella pequeña caja aterciopelada y guardo está en el bolsillo de su gabardina, encendiendo su auto y mirando la hora; había citado a Izuku a una cena, pues la manera en la que había decidido pedir matrimonio, estaba conectado a la sorpresa que tenía para aquella noche.

Mi mayor codicia [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora