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Usualmente lo que acostumbra hacer al llegar a su departamento, es ir directo a su habitación, darse una ducha rápida y colocarse prendas de algodón para quitar la sensación del traje que porta todo el día. Seguido de ello, iría a la cocina y prepararía algo para cenar; checar algunos documentos después e ir directo a la cama al finalizar.

Pero en esta ocasión, lo primero que hizo al entrar, fue colocar su maletín sobre el sofá y dejarse caer junto a él, tomando su celular para marcar a un número en particular.

—¿Diga? — preguntaron del otro lado de la línea.

—Ey, necesito hablar contigo.

—Oh, Katsuki, eres tú— canturreo el hombre; él aludido, frunció el ceño al escuchar un gemido masculino del otro lado.

—Por Dios, maldito pelos de mierda, deja de coger —gruño.

El Alfa pelirrojo, soltó una sonora carcajada, provocando que su pareja lo pateara para alejarlo, ya que en el momento en que nombró al rubio cenizo, le dio una fuerte estocada; cubriendo su cuerpo con la sábana mientras el contrario se colocaba de pie y caminaba desnudo por toda la habitación.

—¿Qué necesitas? — preguntó de nuevo Kirishima, acariciando sutilmente su pene erecto.

—Tal parece hablé en mal momento.

—¿Es importante?

—Algo así, ¿crees qué nos podamos ver en estos días?

—Estoy libre pasado mañana, ¿paso por ti después del trabajo? Te invito a cenar — dijo, sonriendo de lado al ver cómo el hombre sobre la cama se hacía un ovillo.

—Bien. Pero mejor mándame la ubicación del lugar— suspiro.

—Ok, pero, ¿está vez me dejaras probarte? —volvió a reír, y Katsuki, no tardo en escuchar un: «Eres un idiota», seguido de un fuerte portazo.

—No tienes remedio, no entiendo porque sigue contigo.

—Como sea, nos vemos entonces, tengo que asaltar a alguien en la ducha— volvió a decir con una enorme sonrisa en sus labios.

Al finalizar la llamada, Katsuki miro la pantalla de su celular, preguntándose el cómo fue que llegó a ser amigo de aquel Alfa pelirrojo; al igual que se preguntaba el cómo su novio lo soportaba.

Suspirando con pesar, recargo su cabeza en el respaldo del sofá, recordando lo hablado con Izuku días atrás.

Realmente le seguía sorprendiendo la vida del pequeño Omega, anteriormente pensaba en que era un chico caprichoso y consentido, pero con un padre como Hisashi Midoriya..., vaya, el pesar sobre su pecho iba en aumento.

Y aunque sus planes estaban tomando un curso distinto, no importaba al final, ¿no es así? Después de todo, ese propósito se estaba cumpliendo.

(...)

—¿Qué hacemos aquí? — le preguntó Izuku en el momento en que bajaron del auto y Katsuki se posicionó junto a él.

—Ya te dije, es una sorpresa. Además, quiero presentarte a alguien— respondió con una pequeña sonrisa curvando sus labios.

Entrelazando sus manos, la pareja ingresó al restobar. Izuku escuchó el nombre de la reservación y no evitó sentir más curiosidad e incomodidad del porque se encontraban en un lugar como ese.

El joven Beta y empleado del lugar, los dirigió a su mesa; al avanzar, el peliverde pudo ver a un hombre solitario.

—Eijiro— lo nombró Katsuki en el momento en que el mesero se retiró, el aludido, sonrió tan amplio al verlos.

Mi mayor codicia [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora