CAPÍTULO VEINTISIETE

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Sunghoon regresó a su habitación de hotel muy tarde después de un largo día de negociaciones, solo para recibir una llamada de la sede. ¡Qué manera perfecta de terminar un día de mierda!

Hizo su habitual barrido de la habitación, revisando todas las superficies y mirando debajo de la cama, antes de que finalmente respondiera la llamada.

—Jongseong Park tuvo una reunión con Jungwon Yang anoche—le informó Dahyun, sin molestarse con detalles sociales—. No pudimos escuchar su conversación, porque parece que Park tenía un distorsionador de micrófonos. Tal vez sospecha de nuestra participación. Quizás ha descubierto tu tapadera.

—Y tal vez es una precaución normal en él —dijo Sunghoon, su tono tan fresco como el de ella—. Las personas como Park son demasiado inteligentes para ser atrapadas así.

—Quizás —admitió ella—. Sin embargo, finalmente tenemos un contacto entre Park y Jungwon Yang, pero tú no estás disponible porque tienes una reunión de negocios en Japón, de todos los sitios posibles. ¿Todavía recuerdas cuál es tu trabajo principal, agente?

Sunghoon apretó los labios.

—Soy jefe de departamento de la mayor compañía financiera del país, señora. Semicontrolar mi trabajo no es una opción. A menos que esté en mi lecho de muerte, no hay forma de que hubiera evitado asistir a esta reunión, cuando el posible acuerdo vale miles de millones. Eso habría destapado mi tapadera.

—No debiste haber aceptado el trabajo de jefe de departamento, entonces —dijo Dahyun—. Se suponía que era una tapadera fácil para ti. Nunca se supuso que pusiera en peligro tu disponibilidad para las misiones. Primero eres un agente del MI6 y luego un hombre de negocios, no al revés.

—Estoy enterado, señora —dijo Sunghoon con irritación— ¿Eso es todo?

Dahyun terminó la llamada.

Sunghoon resistió el impulso de tirar algo.

Joder...

Se desabrochó la camisa y se dejó caer en la cama, estirando sus rígidos músculos.

No era como si no fuera consciente de que últimamente los malabares entre sus trabajos se habían vuelto cada vez más difíciles.

Quizás Jakey tenía razón y debería renunciar.

Sunghoon suspiró.

Jakey.

Había estado en Japón durante cinco días y el chico siempre había estado en el fondo de su mente, causando una sensación vaga e insatisfecha que no desaparecería sin importar lo que él hiciera, como un picor persistente bajo la piel.

Se preguntó qué estaría haciendo Jakey en este momento. Era apenas pasado el mediodía en Londres. Debería estar en casa.

Perdiendo la pelea consigo mismo, Sunghoon cogió su teléfono.

Jakey respondió en el segundo timbre.

—Oye —dijo, su voz cálida, brillante y feliz. Feliz de escucharlo.

Sunghoon se encontró sonriendo, sus hombros perdieron la tensión por primera vez ese día.

—Hola.

—Suenas cansado.

—Un poco —admitió Sunghoon, cerrando los ojos. Si volvía su imaginación, casi podría engañarse a sí mismo y pensar que Jakey estaba lo suficientemente cerca como para tocarlo— ¿Cómo van tus estudios?

No shame |Sungjake|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora